LAS DOS ASTURIAS (de Alfonso Camín)



Cercana la fecha del 30 aniversario de la muerte del gran poeta Alfonso Camín (1890-1982) que fue el 12 de diciembre del año 1982, seguimos  refiriendo  aquello que nos parezca oportuno insertar y que hable de este excelso poeta, grande del idioma castellano,precursor de la poesía afro-cubana, autor de soberbios poemas de épicos o históricos. 
Al respecto, insertamos su poema LAS DOS ASTURIAS, que en su día dedicó al poeta lavianés y amigo  de los tiempos de Cuba, allá por la primera década del siglo XX, Emilio Martínez, que fue asimismo notable poeta. Es,pues, la inserción de LAS DOS ASTURIAS, seña de identidad de la valía poética de Camín, a quien seguimos admirando y defendiendo contra los necios que le niegan...

"Poeta: hay dos Asturias, igual que hay dos Españas:
la Asturias que antes era feliz en sus montañas,
pastores en Pajares, mineros en León;
la que se yergue airada frente al poder de Roma,
la que derrota al moro, la que el francés no doma
y la que va a los mares llevando una canción.

La Asturias de las cumbres, la Asturias de los osos,
la Asturias de las nieblas y lagos misteriosos,
la Asturias del paisaje por Caso y por Urbiés;
la que defiende a Astorga, la que bajó a Castilla,
la que con San Fernando navega hasta Sevilla
y toma la Giralda  con Pérez de Avilés...

Poeta, hay dos  Asturias: la que su voz prolonga,
la que clavó en los Andes la Cruz de Covadonga,
la que cruzó los Alpes en rudo batallar;
la Asturias sefardita, por fuerza al mar lejano,
que aún habla con nosotros el viejo castellano
y aun guarda en sus arcones las llaves del hogar.

La de las Cien Doncellas del Paso de Olloniego,
la de la Cruz de Cangas, la del Madrid de Riego,
la del Divino Argüelles y el general  Porlier;
la Asturias de don Pedro que gana La Florida,
la de lso Villamiles que dan al mar la vida;
la de los fuertes osos que bajan hasta Aller.

La Asturias vigorosa del roble y del  castaño,
la Asturias que en las cumbres defiende su rebaño ,
la Asturias que en el llano defiende su heredad;
la Asturias que a sí mima se basta y se enriquece
y, al ala que se encoje, se aquieta, se entumece,
 prefiere la tormenta y el ala en libertad.

La Asturias de los valles que mueven los molinos,
la que por mar y tierra se sabe abrir caminos
y nunca olvida el cielo que baja hasta el Enol;
la Asturias de aquel mozo que marcha de emigrante,
que opone al descalabro sus músculos de Atlante
y lleva por el mundo su nombre de  español....

La Asturias del insigne Melchor de Jovellanos,
la Asturias que florece cubierta de manzanos,
 la del  Nalón y el Navia, del  roble y del laurel;
la Asturias labradora, la Asturias cosechera
que llena  de mazorcas el hórreo y la panera
y bebe en su lagares la sidra del tonel...

La Asturias de mar fuerte, de costa, monte y mina,
con redes pescadoras en Santa Catalina,
con velas navegantes de Lastres e Candás;
l Asturias que se goza con el maíz y el trigo,
con la paloma blanca, con el gorrión amigo,
con novias y "perdones" y cantos a San Blas.

La Asturias que no quiere más canto a las espadas,
la que se va a las tierras, al hombro las azadas;
la Asturias que no quiere perder lo que va en sí;
la que comprende a Silos, repudia a Mauregato,
 se bate en las montañas lo mismo que Viriato
y muere en las montañas igual que el jabalí,

La Asturias que es un roble que en ramas se renueva,
la Asturias que no olvida que viene del Auseva,
no admita la coyunda del moro y del francés;
la Asturias vencedora del vendaval y el cierzo,
la Asturias que no admite  traidores en el Bierzo,
ni argollas en las manos, ni cepos en los pies..

La Asturias del agreste pastor en las colinas,
la Asturias de los campos, la Asturias de las minas,
la Asturias que no admite que invadan su región;
ni hambrones italianos, ni el moro con la sarna,
ni aviones alemanes que vuelan sobre Tarna
y van ametrallando la cuenca del Nalón.

La Asturias de las hondas raíces seculares,
la Asturias que hace siglos sostiene sus pilares,
la Asturias de Candamos, Pindal y Peña -Tú;
la Asturias que dedica  sus tierras al trabajo,
la Asturias carbonera  que sufre sobre el tajo,
la noche de las minas y el fuego del grisú.

La Asturias que no quiere más  Pozos de Funeres,
ni admite que le corten el pelo a las mujeres
y queden sin canciones los prados y el pajar;
y tenga tantos muertos sin nombres y sin cruces,
que  vienen a poblarnos mineros andaluces
y marcha media Asturias sangrando por el mar...

La Asturias que no quiere más fuinas y más topos,
la Asturias que no  abate los mirlos en los chopos,
la Asturias que no llene los montes de Quirós.
Que vaya los domingos a misa en las mañanas,
que juegue en la bolera, que toque las campanas,
sin esperarlo todo del gran poder de Dios.

La Asturias de Virgilio, de valles encantado,
la de los viejos roble, la de los verdes prados,
la de la vaca  pinta gozándose en pacer;
la que recorre el oso desde el Naranjo al Sueve,
la que en invierno cubre sus montes con la nieve 
y en primavera pasma de tanto florecer.

La Asturias que no sabe del odio en las cunetas,
ni en Avilés ni Luarca persigue a los poetas,
ni llana con sus muertos la paz del Carbayín...
La Asturias de tonada que canta alegre y sola,
que val Carmín cantando de Oviedo hasta la Pola,
y vuelve por las noches cantando del Carmín.

Poeta, hay dos Asturias que no han de ser mellizas;
la que de cerca a cerca se ve con ojerizas,
la del castaño altivo, la que cantó Estrabón;
la Asturias que se pierde en ocios,la que se queda en zuecos,
¡la Asturias de las cumbres con águila y rebecos 
y la que va a los mares llevando una canción!

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