FERRERO, (GOZÓN) COMO ORLÉ (CASO) CONTRA EL BABLE OFICIALIEGU 

   Lo leímos ayer: Ferrero (Gozón) rechaza el topónimo asturiano "Ferreiru": "Se lo han inventado". Este fue el titular de la página 12 de LNE. Edición Cuencas, la que, como subtitular agregaba:  La  reivindicación del nombre "de toda la vida" une a los vecinos, que que piden la retirada de los carteles y el apoyo del Ayuntamiento. Desconocemos si el Ayuntamiento apoyara o no. Lo que  si parece saberse o entenderse es que este  lugar de la costa  se ha levantado  con el pie derecho para protestar, como Orlé, en Caso, que tampoco quiere  --y por eso  protesta-- el nombre de Orllé, topónimo que también se dice que se han inventado, como dicen los vecinos de Ferrero.

   La ofensiva del bablismo no ha sido santo de  total devoción en Asturias en el bautismo de algunos nombres.  En unas partes son discutidos y, a regañadientes, se aceptan los topónimos que les imponen  los del bable, que  también se han cambiado por el "asturiano" porque ello daba más carácter  y rigor histórico. y en otras partes los aceptan, sin entrar en polémicas, como en Laviana, que aceptan   el Llaviana como si fuera de siempre, cuando nunca se  se ha dicho de tal manera ni se ha escrito de ese modo.

   Que haya seguidores  y defensores del bable, nos parece bien. Que se hable de acuerdo a cada parte, con sus giros y modismos locales, también nos parece bien, e incluso que se defiendan los bables; pero que se haya impuesto la voz nueche o noiche, cuando no noite por noche, cuando noche  es y ha sido siempre más común y más frecuente en Asturias, eso parece también un notable  desaguisado.



  Y más desaguisado es que se cuestione la asturianía de algunas personas porque no compartan el bable  academicu, Y siguiendo con tales deslices, que se pretenda defender el asturiano  de raigambre tradicional  como tal  lo que se hable en el occidente al que dicen astur-galaico, es contravenir la fala más o menos común de los asturianos. 

  En  Asturias  siempre hubo entendimiento entre los naturales de cada parte, entendiéndose los del  Oriente con los del Occidente; los del Centro con los los del Sur, y todos tan contentos. Cada cual sentía lo suyo y todos estaba  en paz. Menos ahora, con la nueva toponía y los nuevos bautizos de sitio y de pueblos....Claro que, si ello  significa que es defender  a Asturias, sus tradiciones, sus ancestros, su lengua madre, su futuro, su historia, su porvenir e incluso el trabajo, pues, oiga, que quiere que le diga: ¡Bienvenido sea el asturiano como el pan nuestro de cada día!


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