Vean ustedes la imagen. Merece la pena mirarla. La hemos recogido de la prensa de estos días atrás. ¿A qué conocen a ambos personajes? Faltaría más que no los conocieran . Pues eso, los que aparecen, tal y como fueron captados, son doña Esperanza Aguirre y don Alberto Ruiz Gallardón, presidenta de la Comunidad de Madrid ella y alcalde de la misma ciudad él y ambos del mismo partido,el PP, antes Alianza Popular, támden en comandita para gobernar y enarbolar, como todo el aparato logístico-ideológico-popular del partido, el banderín de lo buenos que son gobernando...
Pero mientras tanto y desde tiempo atrás, el viento que corre pregona que ambos personajes, aunque aparezcan así, no son tan uña y carne, sino más bien --eso se dice- todo lo contrario: no se llevan nada bien. Que lo que se ve en público es para guardar las apariencias, para no dar qué decir y para que el Partido al que pertenecen no se vea en entredicho. O sea, que, como buenos políticos, saben posponer sus sentimientos, aparcarlos, dejarlos de lado y, por contra, uncirse para tirar emparejados en bien del ideario político que representan...
¡Demonios!, exclamará cualquier paisano de vida ajena a los intereses y mangoneos de los políticos, eso, si es así, demuestra que los políticos actuales remedan que se matan todo lo que concita el maquiavelismo más sublime. Hacen uso de cinismo unos y otros,lo que entre la otra gente de la España votante, no se entiende. Y si no, díganme ustedes ¿qué cabe pensar de quienes, en los debates de los diputados parecen perros y gatos, se muestras violentos, insultantes, sarcásticos, mordaces, irrespetuosos a veces, y, a veces, desprestigiando al oponente, al que le dicen lo habido y por haber, y, tras esto, más tarde, son vistos --eso dicen las crónicas parlamentarias--en amor y compaña, charlando, riéndose, contándose chistes como si tal cosa ?
Ande, dígame qué cabe pensar de nuestros políticos si es verdad que se muestran así, como se acaba de decir...
¡Hombre..!. Tenga usted en cuenta que son personas civilizadas...
--Ya, civilizadas y, entonces, maestras en fingir; actores del quehacer cara al público --votantes a la postre--. ¿O no?
--Bueno, oiga, mire, el caso es que Aguirre y Gallardón, plóm, dan un rotundo mentís a esa malhadada versión de que se llevan mal o que no se llevan --coño, o que cada cual va tras lo que va, que como queda reflejado, no es así , que aquí queda demostrado que ambos son buenos amigos, buenos compañeros y buenos políticos.
Buenos políticos, sí y, como tales, son buenos interpretes de la doctrina maquiavélica, esa que pospone la moral en favor de lo que se busque.
Perdón, si sigue así, corto todo trato con usted. Aquí lo que se pretende es mostrar esta imagen para dejar presente que, en efecto, para hacer lo que se ve, hay que ser políticos de verdad. De otra manera, llevándose mal, no se entiende, o no se entendería.
Pero mientras tanto y desde tiempo atrás, el viento que corre pregona que ambos personajes, aunque aparezcan así, no son tan uña y carne, sino más bien --eso se dice- todo lo contrario: no se llevan nada bien. Que lo que se ve en público es para guardar las apariencias, para no dar qué decir y para que el Partido al que pertenecen no se vea en entredicho. O sea, que, como buenos políticos, saben posponer sus sentimientos, aparcarlos, dejarlos de lado y, por contra, uncirse para tirar emparejados en bien del ideario político que representan...
¡Demonios!, exclamará cualquier paisano de vida ajena a los intereses y mangoneos de los políticos, eso, si es así, demuestra que los políticos actuales remedan que se matan todo lo que concita el maquiavelismo más sublime. Hacen uso de cinismo unos y otros,lo que entre la otra gente de la España votante, no se entiende. Y si no, díganme ustedes ¿qué cabe pensar de quienes, en los debates de los diputados parecen perros y gatos, se muestras violentos, insultantes, sarcásticos, mordaces, irrespetuosos a veces, y, a veces, desprestigiando al oponente, al que le dicen lo habido y por haber, y, tras esto, más tarde, son vistos --eso dicen las crónicas parlamentarias--en amor y compaña, charlando, riéndose, contándose chistes como si tal cosa ?
Ande, dígame qué cabe pensar de nuestros políticos si es verdad que se muestran así, como se acaba de decir...
¡Hombre..!. Tenga usted en cuenta que son personas civilizadas...
--Ya, civilizadas y, entonces, maestras en fingir; actores del quehacer cara al público --votantes a la postre--. ¿O no?
--Bueno, oiga, mire, el caso es que Aguirre y Gallardón, plóm, dan un rotundo mentís a esa malhadada versión de que se llevan mal o que no se llevan --coño, o que cada cual va tras lo que va, que como queda reflejado, no es así , que aquí queda demostrado que ambos son buenos amigos, buenos compañeros y buenos políticos.
Buenos políticos, sí y, como tales, son buenos interpretes de la doctrina maquiavélica, esa que pospone la moral en favor de lo que se busque.
Perdón, si sigue así, corto todo trato con usted. Aquí lo que se pretende es mostrar esta imagen para dejar presente que, en efecto, para hacer lo que se ve, hay que ser políticos de verdad. De otra manera, llevándose mal, no se entiende, o no se entendería.