No son buenos para razonar las malos humores. Pero Telefónica, "nuestra" compañía nacional, no da margen para los plácemes ni para felicitaciones. Y menos, como solicita, tras un rosario de deplorables actuaciones, para darle optima "opinión por la atención al cliente". La atención al cliente es enlatada.Servicio grabado. Sentencias fuera de lugar y de sitio.
Lo cierto es que llevamos una semana ---que todavía sigue, si depende de Telefónica-- sin servicio de Internet. Uno, cuando alguna cosa falla en este mundo de la informática, se queda en el más absoluto vacío.Perdido. Alguien nos indica que comunique con la compañía, a ver. Y menuda odisea. Menudo cabreo. Y menuda la calidad del servicio de Telefónica.
Primera llamada: Está usted llamando al Servicio de ...Si desea hablar con... y si lo que desea es ... marque el número...Cuando por fin accedes a un número que te refieren, nueva voz enlatada,nueva serie de comunicados que desorientan al cliente más templado, que no soy yo precisamente...Está usted llamando al servicio de...Le advertimos que el precio es de tanto por minuto. Vale, vale. ¿Y qué más? ¿Que qué más? El rosario de advertencias enlatadas sigue. Le advertimos que nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos. De modo que la Compañía telefónica o sus subsidiarias , para demostrarnos que nos quieren hacer la vida lo más agradable posible, nos ponen música, tras la cual, al rato, sigue la enlatada voz : Le advertimos que nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos.Siga a la espera, por favor. ¡Que educados! Lo piden por favor y todo. Nueva música, nueva espera, nueva voz metálica que dice lo mismo: "Nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos. Si lo desea puede decirnos cuál es su problema marcando el correo electrónico tal. Por favor siga a la espera"... Y, para no desesperar esperando, más música. Después, a la cuarta vez, la voz enlatada sale, muy ensayada, con "Lo sentimos. Nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos . Vuelva a llamar dentro de un rato...
¿Que quieren qué les diga? Y así, un día entero, hasta que por fin sale una voz humana, que no era extranjera, sino andaluza: -"Dígame, señor, ¿en que podemos atenderle?" Cuando se le aclara que ya el día anterior habíamos estado llamando, nos dice que allí no constaba ningún parte de incidencias. Entonces, ¿con quién demonios estuvimos hablando nosotros? ¿Con marcianos?
Bueno, dígame, señor, cuál es su problema...Tras exponerlo, reconozco que la moza quería ser amable y servicial, me indica que mire las conexiones, cable por cable, desde la toma de energía hasta el ordenador o, en este caso, al router o ruter o como se diga, sobre el cual yo ya estaba informado, por lo que le hago saber a tan dispuesta operaria, que ahí, en el router está el problema. ¿ Y cómo lo sabe usted?- me dice. Porque la luz que debe estar permanente, está intermitiendo, lo que indica que su funcionamiento es deficiente o nulo.
A partir de aquí, nuevas llamadas a la compañía suministradora de tales aparatos, que si son blancos o son negros, que si tienen antena, que si son inalámbricos, que si vienen o que si van...Y tras marcar el número del fabricante, nueva voz enlatada, pero aquí ya fue la de Dios, hablaba y hablaba y, advertía que si por mal uso o abuso del aparato este debiera ser cambiado por otro, los gastos incluidos los de los mensajeros serían a cuenta del usuario...
Y así, se presenta al otro día --llevaba cuatro con estas canciones-- un mensajero que viene a recoger el router. ¿Y no trae usted otro que supla al averiado.
--No señor. Yo soy únicamente el mensajero.
Y esto fue el viernes. Como el sábado es sábado y el domingo domingo, hoy es martes y no sé nada todavía de la eficacia de Telefónica, ni cual será el resultado de este asunto.
O sea, que como todavía queda tela que cortar en este caso, ya diré el resultado.
Lo cierto es que llevamos una semana ---que todavía sigue, si depende de Telefónica-- sin servicio de Internet. Uno, cuando alguna cosa falla en este mundo de la informática, se queda en el más absoluto vacío.Perdido. Alguien nos indica que comunique con la compañía, a ver. Y menuda odisea. Menudo cabreo. Y menuda la calidad del servicio de Telefónica.
Primera llamada: Está usted llamando al Servicio de ...Si desea hablar con... y si lo que desea es ... marque el número...Cuando por fin accedes a un número que te refieren, nueva voz enlatada,nueva serie de comunicados que desorientan al cliente más templado, que no soy yo precisamente...Está usted llamando al servicio de...Le advertimos que el precio es de tanto por minuto. Vale, vale. ¿Y qué más? ¿Que qué más? El rosario de advertencias enlatadas sigue. Le advertimos que nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos. De modo que la Compañía telefónica o sus subsidiarias , para demostrarnos que nos quieren hacer la vida lo más agradable posible, nos ponen música, tras la cual, al rato, sigue la enlatada voz : Le advertimos que nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos.Siga a la espera, por favor. ¡Que educados! Lo piden por favor y todo. Nueva música, nueva espera, nueva voz metálica que dice lo mismo: "Nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos. Si lo desea puede decirnos cuál es su problema marcando el correo electrónico tal. Por favor siga a la espera"... Y, para no desesperar esperando, más música. Después, a la cuarta vez, la voz enlatada sale, muy ensayada, con "Lo sentimos. Nuestros operadores no se encuentran disponibles en estos momentos . Vuelva a llamar dentro de un rato...
¿Que quieren qué les diga? Y así, un día entero, hasta que por fin sale una voz humana, que no era extranjera, sino andaluza: -"Dígame, señor, ¿en que podemos atenderle?" Cuando se le aclara que ya el día anterior habíamos estado llamando, nos dice que allí no constaba ningún parte de incidencias. Entonces, ¿con quién demonios estuvimos hablando nosotros? ¿Con marcianos?
Bueno, dígame, señor, cuál es su problema...Tras exponerlo, reconozco que la moza quería ser amable y servicial, me indica que mire las conexiones, cable por cable, desde la toma de energía hasta el ordenador o, en este caso, al router o ruter o como se diga, sobre el cual yo ya estaba informado, por lo que le hago saber a tan dispuesta operaria, que ahí, en el router está el problema. ¿ Y cómo lo sabe usted?- me dice. Porque la luz que debe estar permanente, está intermitiendo, lo que indica que su funcionamiento es deficiente o nulo.
A partir de aquí, nuevas llamadas a la compañía suministradora de tales aparatos, que si son blancos o son negros, que si tienen antena, que si son inalámbricos, que si vienen o que si van...Y tras marcar el número del fabricante, nueva voz enlatada, pero aquí ya fue la de Dios, hablaba y hablaba y, advertía que si por mal uso o abuso del aparato este debiera ser cambiado por otro, los gastos incluidos los de los mensajeros serían a cuenta del usuario...
Y así, se presenta al otro día --llevaba cuatro con estas canciones-- un mensajero que viene a recoger el router. ¿Y no trae usted otro que supla al averiado.
--No señor. Yo soy únicamente el mensajero.
Y esto fue el viernes. Como el sábado es sábado y el domingo domingo, hoy es martes y no sé nada todavía de la eficacia de Telefónica, ni cual será el resultado de este asunto.
O sea, que como todavía queda tela que cortar en este caso, ya diré el resultado.
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