ESCÁNDALO POR LA NIEVE

Una conocida internauta me sugiere que hable --o escriba sobre la nieve. ¿Y qué digo sobre la nieve? ¿No dicen ya bastante los medios de información de todo tipo, que parece que nunca hayan visto nevar, por lo que ante cuatro copos caídos todo es un escándalo de noticias, advertencias, alarmas y señales...?
Recuerdo que un niño de 12-13 años, allá por 1945, cuando, por haber nevado tanto, acudió con otros vecinos del Coto de Tiraña a palear la nieve para abrir una brecha desde el pueblo hasta Barredos, con miras a que, de Pola de Laviana, pudiera rodar "el carro del pan de Jenaro" y así que pudiese llegar con semejante suministro. Había un metro abundante de nieve. Los vecinos colaboraban todos para abrir camino. Incluso la Policía Armada se cogió a la pala y trabajaba.¿Y el niño referido? hacía lo que podía, quitando nieve, pero como era tan joven, un policía le pide la herramienta, a cambio, el crío tuvo que sostener por el capote del policía, y de otro policía y otro...
El carro del pan, no obstante esperarlo y necesitarlo, no llegó hasta dos o tres días después.Y, además, racionado. Y malo como ello solo. Pero ya se sabe, a buen hambre no hay mal pan.

Otro recuerdo de aquel niño, un año o dos más tarde, se remonta a cuando iba con otros trabajadores, por un viejo camino de carro, en fila unos tras otros. Todos en fila. El que iba delante abría huelga entre la nieve. Abrir huelga, según se decía, era abrir paso sobre aquella nevada, que llevó cayendo dos o tres días seguidos. Cada poco, los hombres hechos y derechos, se turnaban para ir delante abriendo brecha. Iban a trabajar a un lugar llamado "Los Cardos", donde el industrial de Laviana, Víctor Fernández (Mayín) explotaba una mina. El hombre, comprensible, determinó que mientras no cesase de nevar suspendía los trabajos, sobre todo para aquellos obreros que vivían lejos.

Entre le brecha que se abría en la nieve, el niño aquel, ve algo brillar en el suelo. Era una linterna de pilas, que conservó muchos años en su poder. Y que, de todos modos, no le evitó la diaria mojadura de pies, ya que calzaba madreñas y donde hay mucha nieve, las madreñas no sirven de nada.

Por aquellos años se recuerda que se decía que había pueblos que permanecían incomunicados varios meses, pero no se revolvía Roma con Santiago, como ahora que, porque no llegue el frutero o el panadero todos los días a un lugar, los medios de información no cesan de escandalizar y alarmar, sembrando zozobra e inquietud. O porque no se vea la televisión o falte un día la luz eléctrica. O porque los vehículos se vean atrapados unas horas aquí o allá. O por cosas más nimias todavía: que no haya nieve suficiente para esquiar...

Y, entre el ayer y el ahora, habrá o no habrá una gran diferencia en lo que nieve o deje de nevar, pero sí en la vestimenta y calzado que usaban las gentes de entonces, tan precario uno como otro, y lo que se usa ahora, ten adecuado todo para resistir inclemencias y largas jornadas...Y, a a pesar de todo ello, es hoy cuando se alarma más de la cuenta. Se hace igual que con los partes meteorológicos que anuncian suma atención ante riesgos máximos y, después no hay apenas nada qué contar.

Ya sé que los tiempos son otros, que no hay por qué soportar hoy lo que ayer hubo que padecer.Mejoró todo y todo es distinto. Menos la nieve, que sigue siendo blanca y blanda. Y para el que la padece y vive una vida de sacrificio y trabajo rural, no es para loarla tanto ni pensar que es únicamente para solaz y disfrute de ociosos. La nieve, que es fría como ella sola, sirve para recreo o para penitencias, según los medios de unos u otros. Para los ricos, sirve de recreo, como para los reyes y los príncipes, cuando van de vacaciones --unas vacaciones más-- como para los ligues amatorios y secretos de gentes bien, mientras que para quien vive en las aldeas donde el sacrificio es permanente, con la nieve aumenta más y se padece más la cruenta realidad de lo que ofrece toda nevada, siempre blanca, pero que tampoco es, por muy blanca que sea, para pensar siempre en villancico ni nada que se la parezca.

Y, fíjese usted en el refrán. Año de nieves, año de bienes...Pero aquí ya habría que tirar por otro camino. Y uno, ante tanta nieve, prefiere la confortabilidad de la casa, que ya, para andar entre el nieve le tocó a uno, hace muchos años, en tiempos de infancia, bregar más de la cuenta.

1 comentario:

aruca dijo...

Como siempre Albino,poniendo el dedo en la llaga(en este caso en la nieve),porque después de tanto debate en los medios,¿quien tuvo la culpa?El gobierno,(lo primero) y de que nieve también,¿Los responsables de la autopista? O por no poder parar la nevada la Guardia Civil?A veces de tanto decir una cosa,ya parece que no se oye;porque si algo escuchamos la última semana,es que estábamos en alerta naranja por fuertes vientos,lluvia y nieve.
No me gusta sacar conclusiones fáciles,pero en esta ocasión,al margen de que los responsables de la autopista,por lo visto no anduvieron finos,todo lo demás creo yo,estaba dentro del guión.Porque el temporal cuando viene no se hace responsable de los problemas que pueda provocar;por lo tanto deberíamos de ser nosotros mismo,quienes valoremos los riesgos.Eso no implica que quien tenga responsabilidades,no tenga que hacerse cargo.