LOS ARBOLES DE RAJOY


Ustedes seguramente que se acordarán, pues no hace mucho, cuando don Mariano Rajoy fue causa de comentario diario por aquello que manifestó de que no se sabía qué tiempo iba a hacer de un día para otro cuanto más pretender saber que tiempo y clima va haber dentro de doscientos o trescientos años. Su salida fue causa de toda clase de comentarios, tan negativos para él como él pretendía que fuera su argumentación para quienes dicen que el cambio climático es inevitable...
Bien, pues al cabo de cuatro meses, por lo que se ve y ha manifestado en uno de sus acusadores mítines uno de estos días atrás, cambió de criterio o de pensar o vaya usted a saber de qué, pero para contrarrestar el cambio climático - y para quedar bien- lanzó una promesa total y absolutamente inversa a su manifestación de que no se sabe el tiempo que hará de un día para otro. Y lo hizo con una de sus múltiples promesas: "Si gano las elecciones prometo plantar quinientos millones de árboles".
Nada menos. Quinientos millones.Y ya puestos, por qué no hizo la salvedad de que todos serían frutales, porque si son frutales, siempre darían fruta al camino, como en Asturias dan los pomares, los avellanos, los cerezos, nogales, endrinos y, en fin, lo que se quiera, como los castaños, que permiten la alimentación en pleno invierno de toda clase de fauna...
De todos modos, muchos millones me parecen.
Y LO QUE SON LAS COSAS
Y pensar que, sin ser santo de mi devoción el señor Rajoy, el que todo lo hace y va a hacer bien, mientras los otros todo lo hacen mal, no son serios y, además, van contra los obispos y "él nunca iría", pues eso, sin ser santo al que adore, lamento decir que soy uno de los que, involuntariamente, estoy contribuyendo a que logre esa meta de plantar 500 Millones de árboles, porque en alguna parte he plantado y estoy plantando árboles frutales, de distintas especies, tanto para que se alimenten aves y ardillas como para yo mismo pueda recoger alguna que otra fruta. Y todo ello en un terreno en que antes había sido inhóspito, duro, lleno de maleza, de aulagas, de helechos, de zarzas y de lo que usted quiera...
De modo que, o sigo plantando árboles, que es un buen apetito, y favorezco a Rajóy por contribuir con su promesa, o dejo para monte común otra vez aquel terreno que fue tan intrincado de maleza y hoy es una parcela de casi cuatro mil metros cuadrados cubierta de hierba y de vegetales distintos hasta un total de 35 especies diferentes. Y no sé que será peor, si dejar de plantar árboles frutales y abandonarlo todo, para no contribuir con la idea de Rajoy o seguir en la tarea de mejorar un terreno, llenándolo de frutales y que Rajoy encuentre en mí ese grano que no hace granero, pero que sí ayuda al compañero. Y ya ya se sabe que hacen más pocos muchos que muchos poco. Y si hay muchos como menda, también sería jodido que Rajoy saliera beneficiado.
---¡Pero, qué dice, hombre! Primero tendría que ganar las elecciones, que lo va tener negro, pues en España sabemos de sobra que predicar no es dar trigo y Rajoy predica y promete tanto como le da la gana, pues sabe que no va a ganar y por tanto no va a cumplir lo que promete y eso lo reconoce el electorado, que aunque haya de él quien comulgue con ruedas de molino, hay otra parte que no. Y además, si tiene que dejar de plantar sus árboles, lo deja.Todo sea por no darle la razón a quien no siendo en campaña electoral, nunca se acordó no de plantar quinientos millones de árboles, sino media docena de ellos. Así que si por la boca muere el pez, que Rajoy no cuente conmigo para plantar un solo árbol más.

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