EL OSEZNO

En Asturias Estamos de celebraciones. Por muchas cosas y motivos. Una de ellas es que la osezna atropellada, encontrada más muerta que viva, cuidada y atendida en Sobrescobio y devuelta a la libertad de sus montes de Somiedo, por los organismos del Principado, es motivo de reportajes en los medios de información. Nosotros preferimos, aprovechando el caso, leer e insertar aquí el poema de Alfonso Camín, “El Osezno”, publicado en “Antología Asturiana”, México, 1965, cuyo simbolismo refleja el sentimiento y ansía de libertad que acompañó siempre al poeta, republicano como el oso y como el oso, libre. Este es su poema.

El OSEZNO

Una vez en Teverga se descuidó una osa

y se atrapó un osezno. Lleváronlo a Reinosa:

vivió, creció; una tarde decidió hacerse libre,

siguió el cauce del río, llegase hasta Fontibre;

saludó a un paisano que halló en Mataporquera

y siguió rumbo a Asturias, toda la cordillera.

Buscó a su madre en toda la Cueva de Fresnedo,

fue del Monte Pajares a Pola de Somiedo,

estuvo en Covadonga, saludó a La Santina,

saludó al rapacin, perdióse en la neblina ,

recorrió toda Asturias desde Boal a Llanes,

se volvió a Santander por los montes de Panes,

miró muchos ganados, miró muchos pastores,

miró entre los rebaños los perros ladradores

que corrían muy gafos y les dijo: --¿Sois bobos?

¡Allá el que coma carne lo mismo que los lobos!

A mi me basta con la nuez y la avellana,

un roble y un castaño y el sol de la mañana:

abrevar en la fuente de chorro cristalino,

comer unos arándano y seguir el camino.

Fue desde Santander a Galicia de nuevo

por entre montes de hayas, de robles y de acebo;

preguntó en Lugo al Navia y en Fuentemiña al Miño

si vieron una osa buscando al oso niño;

atravesó Galicia por pinares y tojos,

volvió de Portugal quitándose los piojos;

se bañó en el Narcea, volvió a mirar el Navia,

miró el Nalón y el mar desde Muros de Pravia;

siguió rumbo a León por los montes de Caso,

habló con los mineros y pastores de paso,

y nadie pudo darle razones de la osa,

la madre tevergana, paciente, dolorosa,

confiada y noble, buena, magnifica y felpuda,

la madre sin rencores, alegre, fuerte y ruda;

hasta que entre dos cumbres, camino de Proaza,

oyó, en la voz del viento, decir a una rapaza:

--“Según dijo mió padre, mataron dos osinos;

al otro lo llevaron por pueblos y caminos

y se quedó la osa con tanto desconcierto,

que anda como viuda llorando por el Puerto;

bajó a la fuente clara, dos tiros de escopeta

dejáronla difunta, tirada en la cuneta,

y hoy dicen que de noche recorre los senderos

la osa y va seguida de lobos carniceros;

lo mismo que un fantasma, que en los regatos bebe,

se marcha con los soles y torna con la nieve”.

El oso desde entonces, perdida la esperanza

de hallar la madre en riscos o en tierras de labranza,

lo mismo que aquel lobo de Asís, pensó ser fuerte

y ser feroz, vengando la muerte con la muerte;

arisco, vigilante, sangriento y receloso;

ser jabalí y rebeco, ser águila y ser oso.

Descansa en los poblados, se viste de aldeano,

degüella al juez y al cura, da sustos al indiano;

espanta a los alcaldes, cuelga a los delatores,

lleva de los rebaños las ovejas mejores;

jamás baja a la fuente a beber agua clara

y es él el que hoy acecha y es él el que dispara.

Se esconden los gorriones por muros y paneras,

los mozos de cortejo se van por las perneras

y hasta los que conocen caminos y lugares,

no cruzan hoy tranquilos ni el Cuera ni el Pajares.

El eso, que ya sabe la suerte de la osa,

va de Palencia a Guardo, de Potes a Reinosa;

conoce bien Asturias, León y la Montaña

y es hoy el oso libre de las cumbres de España”

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