No merece la pena preámbulo alguno...aunque haya que hacerlo. El caso es que es de rabiosa actualidad --aparte las tertulias de la COPE, las salidas de tono de los herederos ideológicos del franquismo y la desmesura de los renegados de una idea y asilados y bien mirados en el seno de la derecha más irredenta--la publicación del libro de Pilar Urbano, que no precisa presentación, sobre la Reina de España, Sofía de Grecia, la cual, para unos, tenía que haberse estado callada y, para otros, que tiene todo el derecho del mundo a opinar como todos los españoles. De modo que así están las cosas, o sea, peor. Están que arden. Y la Iglesia, agazapada, a lo suyo. Y los grupos del imperio hacia Dios, al quite. Y el pueblo español, salido de las penurias de ayer, mostrándose poco menos que feliz súbdito al paso de las comitivas reales en desfile de fiestas o vacaciones de temporada. Digo, el pueblo, siguiendo aquello de "pan y toros", se ve feliz, ¿para que quiere dolores de cabeza?
La cierto es que la Reina, según el título del libro de la Urbano que dice es "Reina muy cercana", ha armado cierto revuelo a nivel de entes, medios, culturas e intereses. (El pueblo, ya se ha dicho, aplaude, como en los cuentos de hadas...) Cuestionó muchas cosas que, hasta el presente, podían suponerse, pero no estaban confirmadas; ahora ya lo están. Los reyes, además de reinar, tienen, como reyes y como personas, derecho a mostrar sus preferencias. La Reina --dicen que a despecho del Rey--ya las ha demostrado.
¿Que qué ha demostrado? Que, antes que aceptar y entender ciertas razones del pueblo, acepta y entiende las que ha aceptado siempre y entendido siempre. Que antes que de izquierda, es de derecha, que la derecha conservadora siempre tuvo al pueblo para servirse de él y para que le sirviera. La actitud de la Reina no podía, pues, ser de otro modo. ¿Cuándo se vio a la Monarquía estar al lado del pueblo, liso y llano, al que, además, juzga, como súbdito?Lo cual hay quien lo entiende normal, que las clases marcan diferencias.
A partir de estas premisas, ¿extraña,pues que la Reina esté contra el aborto, sea por la causa que sea? ¿O contra las bodas entre dos personas del mismo sexo? (Aquí, a decir verdad, uno está al lado de la Reina, que, como ella, tampoco entendemos eso del "orgullo gay", cuando tal orgullo es una muestra de asqueante actitud y grosería, poco o nada ejemplar y sí un mucho de repulsa y difícil entendimiento para personas normales...) Aparte de esto, la Reina tuvo otras consideraciones poco asimilables en democracia, y a la vez negadoras para países desarrollados social y políticamente: la eutanasia. Aquí, como en el caso del aborto, no es de obligado cumplimiento. Harán uso de uno y otro aquellas personas que, por fuerza mayor o circunstancia adversa ineludible, no les quede más remedio que recurrir a uno u otro, según el caso. Quien no lo desee, pues que no lo haga, oiga.
Y mire qué bien. La Reina, al parecer, está por la libertad religiosa: "Libertad religiosa. Por supuesto. Pero no para hacer un batiburrillo de religiones y que al final se disuelva el hecho religioso." O sea, que sí, pero no. La Iglesia católica, que no fue la de la mocedad de doña Sofía, antes sola que mal acompañada, no quiere otras religiones. Eso ya es sabido. Por eso, la Iglesia, como la Reina, no quiere batiburrillo para que al final todo se disuelva. Se ve que el miedo de la Iglesia católica es el miedo de la católica Reina de España.
Hay más, mucho más al respecto. Muchas manifestaciones reales que dan para muchas contradicciones del estupefacto ciudadano, que, como sabemos, se pregunta que, si no fueran tan intocables las dinastías reales, se darían estos casos que se dan, donde, además, mentar República o republicanismo parece que es poco menos que pecado mortal...
Lo que cabe resumir es que con la Monarquía no estamos de acuerdo los republicanos.
La cierto es que la Reina, según el título del libro de la Urbano que dice es "Reina muy cercana", ha armado cierto revuelo a nivel de entes, medios, culturas e intereses. (El pueblo, ya se ha dicho, aplaude, como en los cuentos de hadas...) Cuestionó muchas cosas que, hasta el presente, podían suponerse, pero no estaban confirmadas; ahora ya lo están. Los reyes, además de reinar, tienen, como reyes y como personas, derecho a mostrar sus preferencias. La Reina --dicen que a despecho del Rey--ya las ha demostrado.
¿Que qué ha demostrado? Que, antes que aceptar y entender ciertas razones del pueblo, acepta y entiende las que ha aceptado siempre y entendido siempre. Que antes que de izquierda, es de derecha, que la derecha conservadora siempre tuvo al pueblo para servirse de él y para que le sirviera. La actitud de la Reina no podía, pues, ser de otro modo. ¿Cuándo se vio a la Monarquía estar al lado del pueblo, liso y llano, al que, además, juzga, como súbdito?Lo cual hay quien lo entiende normal, que las clases marcan diferencias.
A partir de estas premisas, ¿extraña,pues que la Reina esté contra el aborto, sea por la causa que sea? ¿O contra las bodas entre dos personas del mismo sexo? (Aquí, a decir verdad, uno está al lado de la Reina, que, como ella, tampoco entendemos eso del "orgullo gay", cuando tal orgullo es una muestra de asqueante actitud y grosería, poco o nada ejemplar y sí un mucho de repulsa y difícil entendimiento para personas normales...) Aparte de esto, la Reina tuvo otras consideraciones poco asimilables en democracia, y a la vez negadoras para países desarrollados social y políticamente: la eutanasia. Aquí, como en el caso del aborto, no es de obligado cumplimiento. Harán uso de uno y otro aquellas personas que, por fuerza mayor o circunstancia adversa ineludible, no les quede más remedio que recurrir a uno u otro, según el caso. Quien no lo desee, pues que no lo haga, oiga.
Y mire qué bien. La Reina, al parecer, está por la libertad religiosa: "Libertad religiosa. Por supuesto. Pero no para hacer un batiburrillo de religiones y que al final se disuelva el hecho religioso." O sea, que sí, pero no. La Iglesia católica, que no fue la de la mocedad de doña Sofía, antes sola que mal acompañada, no quiere otras religiones. Eso ya es sabido. Por eso, la Iglesia, como la Reina, no quiere batiburrillo para que al final todo se disuelva. Se ve que el miedo de la Iglesia católica es el miedo de la católica Reina de España.
Hay más, mucho más al respecto. Muchas manifestaciones reales que dan para muchas contradicciones del estupefacto ciudadano, que, como sabemos, se pregunta que, si no fueran tan intocables las dinastías reales, se darían estos casos que se dan, donde, además, mentar República o republicanismo parece que es poco menos que pecado mortal...
Lo que cabe resumir es que con la Monarquía no estamos de acuerdo los republicanos.
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