Estamos rodeados de Dios por todas partes
del hombre y de la tierra;
por todos los espacios de la vida,
por todas las esquinas de la esfera
del alma, de la sangre , de la muerte
y por todas las desgracias que nos vengan...
¡Y todavía es poco! Todavía
exige y quiere más Rouco Varela,
exegeta de Dios, de los obispos cepo
y en España y de España centinela
del Papa vaticano, voz de Trento
para atar y desatar, a mazo y cuerda,
por los siglos de los siglos en España
la Cruz que Jesucristo llevó a cuestas...
Estamos rodeados de Dios por todas partes
y no quedan resquicios que no tengan
de Dios y por los suyos, que son tantos
y tanto soliviantan las conciencias,
existencia de Dios, que nadie ha visto
y nadie ha de dudar de su existencia,
so pena de que el Clero salga y pida
de apóstatas derechos, la cabeza...
Que eso, a lo que veo, hace a menudo
por medio del pretor Rouco Varela,
que pide que perdonen y que olviden
haber sufrido muerte y penitencias;
que "así se purifica" la memoria
y así se recuperan las ausencias...
Y pues que la humildad es el recurso
-de palabra y no de obra de la Iglesia-
el cardenal condena" la avaricia,
el derroche, la ostentación y la blasfemia"...
¡pero en otros! aunque la Iglesia nunca
de tales destinos vivió exenta...
Que pongan los obispos españoles
--salvando, si es que existen, diferencias--
la mano digna y limpia, a una todos,
sobre la sangre del corazón que alienta,
y digan la verdad: ¿por que a unos libran
y a otros, como existe, los condenan...?
¿Por qué quieren olvido para unos,
y para otros, adoración suprema;
altares, bendiciones y aleluyas
y para otros, silencio y componenda?
Que lo diga el arzobispo de Madrid,
Antonio María Rouco Varela,
a ver si de ese modo nos convence,
a ver si de esa forma nos consuela
y entendemos porqué eso que pide,
desde el seno de su santa madre Iglesia,
en unos debe ser perdón y olvido
y en otros debe ser "de Dios esencia",
de presencias de poder de fuerza santa
y señal de virtud, abnegación y meta
y ocupar a la diestra de Dios Padre,
el sitio merecido que le espera...
Qué no hable, si marca diferencias,
el arzobispo cardenal Rouco Varela,
que él sabe, más que nadie, lo que debe
en memoria de Dios --y de cualquiera--
hacer que prevalezca ante la historia
esa verdad, y así que por los siglos prevalezca...
Estamos rodeados de Dios por todas partes,
pero Dios no interviene en las miserias
de los hombres, ni en los concubinatos
de tantos concordatos y advertencias....
Recuerde el señor obispo --arzobispo
o lo que sea y si es para bien, que sea--
que "predicar no es dar trigo"
y él predica y sermonea
del modo distinto al modo
que después obra en la Iglesia,
donde a unos canoniza y santifica
y a otros insta a que el olvido tengan.
Y por si ello fuese poco --todo ello--
hace velada advertencia
del peligro que se cierne sobre España
y sobre nuestras cabezas...
¡Ay, señor, los privilegios
de tus huestes en la tierra,
ya lo ves, son intocables --sagrados
en derechos y prebendas
y por mantenerlos, se oyen
palabras de conveniencia...
como esta vez las que ha dicho
tu siervo Rouco Varela...!
Por eso, Dios, si es que existes,
despierta y baja a la tierra
y haz limpieza en esos templos
en que ultrajan tu existencia
y en tu nombre, unos y otros,
no cesan de hacer vilezas...
Ya lo verás por ti mismo ,
señor Dios, cuando al fin vengas...
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