PUES, SANTIDAD, YA NO ES LO MISMO


Recuerdo que de crío, hace más de 70 años, cuando se hablaba del Papa, de su infalibilidad y de su celestial rango, que nos quedábamos con la boca abierta. Tanta era su función divina en la tierra que aquello era el acabóse. El no va más. O sea, Dios hecho hombre...Y, sin embargo,¡qué pronto se trocó aquella magnificencia papal en decepción absoluta! En desengaño y en reprobación tanto al Papa como al claro todo. Y ello porque, como le sucedía Cristo, mi reino no es de este mundo, digo reino y digo credo, que por ser mío es intransferible y distinto al credo que dicen tener otros, de lo cual no tengo nada que decir, pues allá cada cual con sus creencias. Y por eso mismo espero que no vengan creyentes a colgarme de un árbol por lo expuesto. Ni porque haya dicho que ni el Papa ni el clero son santos de mi devoción. No tienen porque serlo,entre otras razones, porque me parece que no hacen méritos para ello. Y me condenen o dejen de condenar, como ya soy pecador desde el origen de "nuestros primeros padres", obra incompleta de Dios, y por tanto como ya soy condenado por el simple hecho de nacer, ahorrense nuevas condenas y aplíquenlas a otros. Por ejemplo, a los curas pederastas.

Del Papa, que visitó España y, de España, Galicia y Cataluña, no esperé otra cosa que lo que hizo: amonestar al Estado español y levantar su voz para decir que el anticlericalismo y el laicismo son agresivos, comparando el presente con los tiempos de la República. Que, hombre, su Santidad, de sobra sabe quién era quién entre la República y la Iglesia, entonces y ahora.Pero por si no lo sabe, que lo dudo, le digo que en aquel entonces,la República acertó a hacer lo que dice la Biblia, Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. O sea, Su Santidad, separación de la Iglesia y el Estado. Lo que tenía que ser. Y lo que debe ser.Igual que ahora, pero ahora de eso nada. Ahora sigue la Iglesia, su Iglesia Su Santidad, explotando concordatos y demás acuerdos mientras saca del Estado español decenas de miles de millones de euros; y, sin embargo, ese Estado que tanto le da, no hacen más que cuestionarle su iglesia, es decir, el clero, del que Su santidad es cabeza absoluta. Y si no, que se lo diga Rouco Varela.

Mire, Su santidad, refiriéndonos siempre a España y a todo lo que dimane del Vaticano, uno no deja de asombrarse. Primero dicen lo que les place y, después, si es muy gordo, vienen otros detrás intentando dar explicaciones y que, faltaba más, no se pretende confrontar situaciones y no hay que sacar de contexto las palabras de Su santidad, como ha dicho el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, que "no quiso ser polémico".

De todos modos, Santo Padre, aparte de que eso es, según el viejo refrán, tirar la piedra y esconder la mano, o así, lo que a mi --perdón por citarme ante su Santidad--me ha llamado la atención de su visita, entre ser Jefe de Estado y Pastor espiritual , misionera y evangelizadora, es que no ha sido tan seguida como otrora ni tuvo tantos de fieles llenando calles y plazas. Algo está cambianso, Su Santidad, algo que, aunque tenga el poder que tiene su Iglesia, se le está escapando de las manos.Algo está cambiando. Y uno se pregunta si es que su Iglesia no estará fallando en algo...Usted, Su santidad, ¿qué cree? Desde luego no es que las protestas que se organizaron contra su visita, cara para un pueblo en crisis como España, fuesen aquí tan masivas como lo fueron también contra su vista, en Inglaterra.De todos modos, ya sabe Su Santidad, que aquí también hay quien no comulga con su presencia ni con su ciencia ni con su sapiencia.

Ya no hay quien comulga con ruedas de molino. Y es porque aquí también hay algo que está cambiando. Aunque el cambio mayor y más necesario que se debe imponer es la separación de la Iglesia y el Estado.

(Foto del Papa de Internet)