PESE A LOS AÑOS PASADOS, NADA SE SABE

Cierto es. Han pasado muchos años del final de la Guerra Civil de España, a la que la Iglesia católica disculpó y calificó --sin duda, hipócritamente, de Cruzada-- y, a pesar de pasar tantos años todavía se ignora la tumba anónima de miles de españoles republicanos.Muchos de ellos creyentes, a los que la Iglesia, además de volverles la espalda les negó la existencia.
Quien ha vivido aquello años de penurias
hambre y tragedia, el ver estas imágenes
el corazón se le retuerce de nuevo.

Y, a pesar de pasar tantos años, todavía hay quien se muestra escandalizado porque haya quien quiera saber en qué lugar se encuentran los restos de sus familiares, en qué fosa anónima, incluso en que otro barranco distinto el de Viznar pueden hallarse los restos del gran poeta García Lorca.

Pasaron muchos años, en efecto, y todavía es delito hablar de República en esta España católica; delito y pecado. --Y causa de escándalo en los prohombres de la política conservadora, tan amigos de alzar empalagosamente la voz para decir que defienden la democracia y la Constitución... ¡Anda ya, hombre ! Si, esa Constitución, la nuestra, la actual e incompleta Constitución a la que todavía le faltan más de cuatro artículos y más de cuatro considerandos, todo lo cual parece que les va de pieza y suela a los continuadores aznaristas, bien avenidos a la hora de clamar contra quien les contradiga en algo. O busquen, como es el caso, la fosa --por demás ignominiosa-- a la que fueron tirados y hoy, a pesar de tantos años pasados, siguen sin saber dónde pueden estar. Y averiguarlo, igual acarrea graves consecuencias, como se dice que la ha ocurrido nada menos que el juez Baltasar Garzón.
Sarcasmo y crueldad.
Que dos niños mendicantes saluden
a Franco en una pared no tienen nombre.

A pesar de pasar tantos años, ¿hay quién pueda decir qué fue de tantos niños republicanos? ¿Los adoptó alguien? ¿Que apellidos llevan? ¿Qué suerte corrieron? Hay quien dice que algunos pudieron acabar de sacerdotes, otros adoptados por quienes precisamente fueron la causa de la orfandad en que se encontraban...Lo cierto es que fueron centenares de niños, cuyos padres republicanos o murieron en la guerra,en las cárceles o de otras lamentables formas, los que vivieron ajenos al drama familiar, y nadie sabrá decir qué fue de ellos.
Esta peseta emitida el II Año Triunfal
no suplió la anterior republicana, que
también tuvo su valor y suponía, por lo
menos tanto;pero el Glorioso Movimiento
la condenó al exterminio y a la miseria a
sus poseedores.

Así es, así fue. Pese a los muchos años pasados, ¿alguien puede decir quiénes fueron resarcidos de aquella "patriótica" medida de Franco y su Gobierno de anular la moneda legal republicana e imponer la "nacional"?, originando así, de la noche a la mañana, otra tragedia más en millones de españoles, que si tenían mil pesetas ahorradas, sin ellas se quedaron, con lo cual el drama era doble: escasez de pan y escasez de dinero para comprarlo. Franco y su Gobierno, con este medida, sentenció a muerte a un sinnúmero de españoles. Les anuló el dinero que tenían y no les suplió con otro, hecho en Alemania, previo canje. Les dejó, como suele decirse, con el culo al aire.

Al respecto, que a nadie se le ocurriera decir que tenía equis pesetas, que le caía el pelo.De la República no se podía tener nada. Así que, a pesar de tantos años pasados, todavía quedan muchas cosas sin esclarecerse. Y, pese a que los se llenan la boca de democracia y constitución, incluidos órganos de diverso rango y poder, no falte quien se oponga a que se sepa más de estas cosas; que más bien intentan que se silencien cada vez más.
Secuencia histórica,
de una España trágica,

entre ritos, báculos y tiaras


Lo cierto es que, al margen de los años pasados
, Franco y su Gobierno, suprimió una moneda legal, mientras dejaba en la más absoluta miseria a miles de españoles, millones tal vez, y, sabiendo lo que hacía, más que saber, no quiso resarcir el daño que originó. Seguramente porque como él mismo debía de creer, como había sido "caudillo por la Gracia de Dios"hasta el mal que de él pudiera llegar era una bendición para España. Si no, ¿cómo la Iglesia iba a llevarlo bajo palio por todas partes, y bendecirlo en todos los sitios, y pedir por él en todos los altares...?

(Fotos de Internet)

CRISIS, YO TAMBIEN HABLO DE CRISIS

He aquí a Rodríguez Zapatero,
para
el Pepé el culpable de la crisis mundial
e incluso de todas las que vayan a venir todavía.

A poco que uno rememore fechas pasadas, verá que, previo a la primera legislatura de Aznar, él y los suyos, hicieron lo mismo que ahora está haciendo Rajoy y compañía: sembrar vientos para que las tempestades arrasaran sobre aquello que soplaban: Aznar contra Felipe González y Rajoy contra Zapatero. Aceptar que hay crisis, no es preciso firmarlo; pero tal crisis es casi a nivel global; no únicamente a nivel de España, aunque los enemigos de Rodríguez Zapatero no ven más que la crisis española y, si la aceptan a mayor nivel, resulta que culpan de la misma al presidente del Gobierno español. Esto es así.

Incluso --y no son profetas ni visionarios del futuro--años antes de decantarse tal crisis, fraguada por la banca universal y la ambición que predomina en los grandes emporios acaparadores de todos los fondos económicos mundiales--ya el Pepé sacaba a relucir lo que no tenía visos de realidad en España. La dichosa crisis. Bien es verdad que, cuando ésta comenzó a hacer acto de presencia, Zapatero se resistía a aceptarla. De modo que la sostuvo y no la enmendó. Y ese fue su mal. Ahora, con la crisis envolviendo Europa y América, además de otros países, al presidente español le está lloviendo encima de todo: verdades y mentiras; descréditos y recelos; improperios y calumnias, insultos, groserías, desprecios y hasta la baba de quienes mascullan lo habido y por haber.
El líder del Pepé, Rajoy, señor de verba
pero, hasta la fecha, ningún aporte válido
para salir de la crisis

La situación no es precisamente un paraíso. La perspectiva de futuro no es halagüeña por ninguna parte. El Gobierno tenía que tomar medidas---esa fue y era la cantilena permanente del Pepé--y resulta que cuando decide tomar alguna medida, más de los mismo: rayos, truenos y centellas la caen encima. Todos quieren medidas, pero nadie quiere que sea sobre su cuerpo.Y tan es así que hasta el propio Rajoy-- paladín de la mayor verborrea sin aporte ninguno de soluciones--acepta que las medidas eran necesarias, pero tardías. Y por eso no las apoya. O sea, que sí, pero no. Que la cuestión está en decir siempre lo contrario. En hacer la puñeta y en obstaculizar la marcha del Gobierno, a ver si cuanto peor le va al ejecutivo, mejor le va a él, para acceder a la Moncloa, o sea, al trono del ordeno y mando, que fue siempre y sobre todo, la ambición de los llamados conservadores españoles...
Real, moneda de 25 céntimos,
que, como era redonda, nunca paraba
en los bolsillos de nuestras casas obreras.

Así, mientras tanto, crisis y más crisis. Y hasta cuando hay gente en las terrazas cenando o alternando a base de bebidas y comidas, se habla de crisis. Hablan de crisis los que tienen trabajo asegurado; los que tienen ingresos sin doblar el espinazo ni ganar el pan con el sudor de sus frentes, como el clero, que habla de crisis e incita a protestar contra ella...No voy a decir que allí donde haya familias que carezcan de trabajo no tengan las peras a cuarto o que vean las orejas al lobo y, por ello, renieguen de unos y otros; pero que levanten tanto la voz los que si tienen trabajo,los que no tienen problemas de verdadera crisis, es cosa que resulta chocante.
He aquí el signo de una crisis de largos
años de duración.Quien conoció aquello,
puede hablar de lo que es una crisis de verdad.

Crisis, lo que se dice crisis la hemos conocido nosotros allá cuando en 1945 comenzamos a trabajar en canteras, mal alimentados, mala ropa y, por calzado, trapos y sacos atados con alambres y cordeles a los pies. Crisis era la que, después de haber acabado--oficialmente-- la Guerra Civil en 1939, todavía en 1952 las Cartillas de racionamiento eran las cédulas de los españoles que andaban a la cuarta pregunta. Y crisis seguía habiendo años después de la supresión de dichas Cartillas de Racionamiento, pues el hecho de haberlas suprimido no significaba que hubiese pan en abundancia no hubiese dinero para comprarlo. No vengan ahora hablando de crisis, que crisis fue aquella --sucesión de la que se venía padeciendo--llamada de "la Estabilización de la Peseta". Aquella sí fue crisis, que entonces, trabajando de diez a doce horas diarias, si el pan estaba por las nubes, más alto estaba alternar en establecimientos de recreo, de bebidas o de comidas y ni siquiera había, ahorrando mucho, una peseta para ir el cine a los domingos, que ya era mucho ir al cine una vez a la semana, a ver "La mano que aprieta", "Allá en el Rancho Grande" o "Fumanchú"...

¿Quieren que les hable de crisis, pero crisis de verdad y no de crisis que, aunque lo sean, hay quien percibe ayudas estatales y algo es algo para permitirles, por lo menos comer un bocadillo. Vayan a ver qué bocadillos comían aquellos mozos que ya trabajaban, cuando la Estabilización de la Peseta, y después hablamos de la crisis.

CRISIS, YO TAM