¡NO, QUE NO VENGAN MÁS...!

Estos días los medios de información de todo tipo advierten que el presidente de la República Francesa, Niciolas Sarkozy, no se va a andar por las ramas a la hora de tomar medidas contra la delincuencia --por cierto, abundante--de las etnias extranjeras, de origen rumano y búlgaro, cuya definición general es la de gitanos, raza que, según las noticias del país vecino, son de cuidado.De mucho cuidado.

Y Sarkozy, ante lo que acontece con clanes de estos países instalados en Francia, quiere cortar por lo sano y expulsar sin contemplaciones a quienes sean de tales países y vivan al margen de la ley.Ya ha ordenado el derribo de decenas de poblados de gitanos rumanos y búlgaros y la inmediata expulsión de todo signo de delincuencia extranjera.Dice que tiene derecho a hacer eso, todo antes que aceptar la proliferación de bandas de delincuentes en el país, al que llegan indocumentados, y donde campan al uso y abuso de su modo de vivir,que para tal vivir lo ajeno les va de pieza y suela.

No le falta a renglón seguido la protesta de las asociaciones llamadas humanitarias,defensoras de los derechos humanos, que le acusan de insolidario y xenófobo,al que le quieren poner las peras a cuarto. Extraño resulta que quien defiende los derechos humanos de tales clanes, de los cuales se conocen delitos sin cuento, no intervengan precisamente contra esa abundante delincuencia de la que tanto se conocen también en España y que, en efecto, tanto hay que lamentar. ¿O es preciso señalar uno por uno todos los delitos que se producen por vía de tales clanes ?

Al respecto, se tiene claro que España es un país más benigno que Francia para estas etnias, que no se avienen a razones, ni a trabajar como los demás, ni aceptar leyes y obligaciones y que, como también está a la vista de todos, su modo de vivir es la mendicidad descarada, eso sin señalar otras formas peores y por tanto, más propias de cuidado y atención policial. España, por ser tan mojigata,también levanta la voz en contra cuando la ley y la autoridad, decide tomar alguna medida.Los medios de información dedican reportajes gráficos si en el capital de España se derriba algún inmueble, que es albergue de clanes así. Levantan la voz, en efecto, contra alguna que otra medida, pero no la levantan exigiendo que la delincuencia extranjera sea expulsada a sus países de origen, como tal hace el presidente de la República Francesa.

Y como España es España y se respeta a quien no respeta la vida y la forma de vivir en el país, no cabe más que pedir a Dios y a los cielos --aunque no creamos ni en uno ni en otro--que, por favor,no vengan los clanes que Sarkozy expulse de Francia, que ya hay aquí bastante.¡Que no vengan más, que ya sobran los que hay!

2 comentarios:

aruca dijo...

De acuerdo con tus comentarios;yo también he escrito algo referente a este problema en mi blog y no por ello creo ser ni racista ni dejo de creer en los derechos humanos.
Porque seres humanos somos los demás también y somos quienes sufrimos las consecuencias de tanta delincuencia y tantas pesonas que su única aspiración es vivir su vida sin pensar en los demás.
Lo que me parece a mi es que pensando de igual forma muchas personas,hay algunas que creen que no es políticamente correcto decir estas cosas.

Pelayo, nieto de Viriato dijo...

Desde mi condición profesional de conductor de camiones, debo decir que,entre nosotros, cuando coincidimos en áreas de servicio a descansar, suele hablarse del riesgo de pasar la noche en tales lugares, pues hubo muchas veces en que han sido asaltados conductores y camiones precisamente por gentes de Centro Europa,no sé si rumanos o no, pero si referidos como los más adecuados para los asaltos.

Hace años conocí a Miguel Rionda, un gijonés estupendo, culto,profesor, activista contra la injusticias,humanista, masón,benefactor, gran conferenciante y escritor, quien me dijo --sabedor de que yo también residía en Gijón, él residía en Suiza y Rumanía--que nos pusiéramos en lo peor en España pues que los rumanos estaban empezando a venirse a éste país y ello se iba a saber pronto del modo de actuar de los rumanos.Los cuales son--dijo- mucho peor que los gitanos, que nunca se han avenido a ninguna vereda que las leyes estableciesen.
Sabía lo que decía.Llevaba muchos años en Rumanía y conocía el percal.
Y en España, desde hace algunos lustros, conocemos también, para desgracia nuestra, quiénes son esas gentes, por lo menos los que vienen dispuestos a creer que todo el monte es orégano.Y como ellos, otros procedentes de los países del Este,antes conocidos como el telón de acero. De modo que, salvando las excepciones, de los demás, guardémonos, que son peor que la Inquisición.