Consta en mi perfil: "Como Blas de Otero, pido la Paz y la Palabra". Que ya está bien que, en nombre de Dios, que no da señales de vida ni de mostrarse para bien o para mal, sí haya quien levante la voz como la única verdadera en España. La de la Iglesia episcopal española.La voz de los obispos, con Rouco Varela al frente, que hablan de la familia, como bien sagrado, y ellos, el clero, con su intocable celibato, no hacen nada por aumentar y consagrar la familia que tanto dicen defender, querer y proteger.
Y extraño es que, disfrutando de tantos privilegios, exenciones y beneficios, salgan a la calle para pedir que el Gobierno baile al son que ellos tocan.En ninguna parte del mundo, la Iglesia de Roma tiene ni se permite tantas atribuciones y derechos como se permite en España, que quiere que todo sea según su santa voluntad.
Según cabe entrever, si se hiciera todo lo que la Iglesia exige, se volvería, cuando menos, a los tiempos posteriores de la Guerra Civil de España, donde las procesiones, las arengas de algunos misioneros; los rezos, las rogativas, las campanas al aire, y la devoción a la fuerza era el signo de la España que hubo y que ahora preconizan. La España "martillo de herejes", "reserva espiritual de Occidente", "tierra de María Santísima", "ejemplo de virtudes", y todos los etcéteras que se quieran.
Y extraño es que, disfrutando de tantos privilegios, exenciones y beneficios, salgan a la calle para pedir que el Gobierno baile al son que ellos tocan.En ninguna parte del mundo, la Iglesia de Roma tiene ni se permite tantas atribuciones y derechos como se permite en España, que quiere que todo sea según su santa voluntad.
Según cabe entrever, si se hiciera todo lo que la Iglesia exige, se volvería, cuando menos, a los tiempos posteriores de la Guerra Civil de España, donde las procesiones, las arengas de algunos misioneros; los rezos, las rogativas, las campanas al aire, y la devoción a la fuerza era el signo de la España que hubo y que ahora preconizan. La España "martillo de herejes", "reserva espiritual de Occidente", "tierra de María Santísima", "ejemplo de virtudes", y todos los etcéteras que se quieran.
Eso de una parte, que de otra, oyendo a obispos y a otras altas jerarquías de la Iglesia española, tal parece que quieren volver a los tiempos tridentinos y de la Santa Inquisición.
Sorprende que, viendo y oyendo lo que hubo el pasado domingo 25 en la manifestación organizada por la Iglesia,vengan después los efervescentes de la misma diciendo que no hubo ninguna actitud reprobable; que todo fue correcto y respetuoso, y haya quien diga, además, que "El Gobierno", con su laicismo --¿dónde está el laicismo?--pretende convertir España en un país sin alma y sin vida"... como si en otros países de religiones distintas, como la odiada Rusia a la que recurren para poner de ejemplo, no hubiera vida o no existiera espíritu tan digno como el español, y no hubiera religión, igual que en otras partes, y como si en otras partes, como ocurre en España, no hubiese abortos.
A este respecto, un amigo que cree poco o nada en la Iglesia de España, me ha manifestado que si los abortos efectuados en nuestro país fuesen "tramitados"-lo dijo así- por la Iglesia, como los bautizos, las comuniones, los casamientos, los entierros y funerales y otras misas pagadas, como tal hace, quizás no fuera tan propicia a la protesta como viene siendo...
La historia no es nueva.La Iglesia, en España, se creé que está en los tiempos de los Reyes Católicos o que todo cristo están en edad infantil para creer en los reyes magos, que no se saben si eran reyes o eran magos,ni cuántos eran, ni si fueron verdad o fueron mentira, y por qué aquí son reyes magos y en otras partes son papá Noel, santa Claus, unos con camellos y otros con renos y por ese estilo, lo demás.
O sea, que vale, que la Iglesia defienda su pan, pero que no pida privilegios; que ella haga lo que tenga que hacer, pero que deje hacer a los demás lo que también tengan que hacer, que su verdad, según me cuenta otro amigo, el primo de Rajoy, no es más verdad que otras. O sea, que nos deje en paz a los que no la tengamos por tan ejemplar y que ni ella ni los que la adoran, nos tilden a nosotros de malévolos por no pensar como ellos. Por eso pido la paz y la palabra, y que no violenten tanto la paz y no quiera arrogarse la verdad absoluta con lo que dicen.-AS
Sorprende que, viendo y oyendo lo que hubo el pasado domingo 25 en la manifestación organizada por la Iglesia,vengan después los efervescentes de la misma diciendo que no hubo ninguna actitud reprobable; que todo fue correcto y respetuoso, y haya quien diga, además, que "El Gobierno", con su laicismo --¿dónde está el laicismo?--pretende convertir España en un país sin alma y sin vida"... como si en otros países de religiones distintas, como la odiada Rusia a la que recurren para poner de ejemplo, no hubiera vida o no existiera espíritu tan digno como el español, y no hubiera religión, igual que en otras partes, y como si en otras partes, como ocurre en España, no hubiese abortos.
A este respecto, un amigo que cree poco o nada en la Iglesia de España, me ha manifestado que si los abortos efectuados en nuestro país fuesen "tramitados"-lo dijo así- por la Iglesia, como los bautizos, las comuniones, los casamientos, los entierros y funerales y otras misas pagadas, como tal hace, quizás no fuera tan propicia a la protesta como viene siendo...
La historia no es nueva.La Iglesia, en España, se creé que está en los tiempos de los Reyes Católicos o que todo cristo están en edad infantil para creer en los reyes magos, que no se saben si eran reyes o eran magos,ni cuántos eran, ni si fueron verdad o fueron mentira, y por qué aquí son reyes magos y en otras partes son papá Noel, santa Claus, unos con camellos y otros con renos y por ese estilo, lo demás.
O sea, que vale, que la Iglesia defienda su pan, pero que no pida privilegios; que ella haga lo que tenga que hacer, pero que deje hacer a los demás lo que también tengan que hacer, que su verdad, según me cuenta otro amigo, el primo de Rajoy, no es más verdad que otras. O sea, que nos deje en paz a los que no la tengamos por tan ejemplar y que ni ella ni los que la adoran, nos tilden a nosotros de malévolos por no pensar como ellos. Por eso pido la paz y la palabra, y que no violenten tanto la paz y no quiera arrogarse la verdad absoluta con lo que dicen.-AS
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