Igual que hemos advertido que la imagen anterior la habíamos recogido de la revista Tiempo, esta nueva imagen, también. La anterior correspondía a la parte derecha de la doble página y ésta corresponde a la parte izquierda, donde también puede observarse que mientras alguien escudriña, hay quien se muestra en actitud reposada, dormitando,en tanto otros aparecen en atención máxima, pendientes de los oradores (sagrados, sin duda) que les estarán hablando de la descomposición de la familia, cosa que, naturalmente, no quieren los prelados, defensores de ella pero sin formar parte de ella de cara al futuro, aunque sí puedan formar parte del pasado, pues de algún modo habrán nacido.
Abrigados como puede verse, el lugar no debía tener un buen ambiente de temperatura.La temperatura salió del lugar, encendida y contra el Gobierno.Las manifestaciones fueron de todos los tonos.Eso sí, con voz aterciopelada, pero dura y a la cabeza del actual Gobierno, al que no quieren ni a sol ni a sombra. Por eso, aunque digan que no o digan Diego donde dijeron digo,le están haciendo la vida imposible, acusándolo de poner en peligro la democracia y de hacer que desaparezca la familia, la paz se convierta en guerra; y la santidad de España acabe en un aquelarre al modo del que en otros tiempos hubo tras gruesos muros conventuales, donde, claro es, no eran ellos los autores del desmadre carnal, sino los demonios que habitaban tras los gruesos cortinones cubretodo de pasadizos secretos.
O sea, que aquel viejo minero, sigue sorprendiéndose y no entendiendo cómo él que trabajó tanto y siempre vivió a la cuarta pregunta, otros en cambio que nunca dieron palo al agua ni cogieron el mango de una herramienta hayan vivido y estén viendo como los que mejor viven en el mundo, ya sea cristiano, impío, ateo, musulmán,budista y etcétera etcétera.
Y, por si acaso alguien se da por aludido, pues eso, que no se dé, que lo manifestado no va por nadie. Es una simple confesión al aire y en voz alta. Nada más.
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