LA ASTURIAS QUE SE PIERDE



Vivimos tiempos en que, sin darnos cuenta,vamos perdiendo caracterizaciones raciales, históricas, etnográficas y, en suma, seculares.El bable, que ya hace más de cien años se decía que se perdía del uso popular, tiene quién salga al camino en su defensa; pero no es el bable que se habló antaño; de ahí que haya quien diga que es bable de probeta o de laboratorio. En otro sentido, también parece que salen al camino, pero sin salir de despachos enmoquetados, los defensores de la naturaleza, del medio ambiente y de esas cosas que protestan si se tala un árbol, pero nunca han sido vistos provistos de "fesoria" e ir a plantar, como otrora se iba, árboles en los montes comunales, lindes de caminos, donde crecían los cerezos,los fresnos, los avellanos...
Se exige a los organismos protección para ésto y para lo otro, pero de los campos asturianos han desaparecido los varales de hierba, los balagares, o bálagos o modos tradicionales de tratar la hierba, que ahora se siega con máquinas y se empaca con igual medio, se mete en plásticos negros y ahí se deja, mientras ya no huelen los caminos a todos los aromas que las hierbas de los prados despiden cuando se tratan en plena sazón de siega y atropado...
Los predios rurales van en acusado declive. Las aldeas, las que no han muerto, están moribundas. Al menos, al modo en que las hemos conocido en nuestra infancia. En algunas partes, hay quien arregla la vieja casa paterna para tenerla como "fin de semana" y como lugar de vacaciones estivales. De acuerdo, si, pero la vida rural, la vida campesina, la vida que alentaba en estos lugares, ha desparecido.Ya no se vive en estos sitios.
En las cuencas mineras asturianas, por despoblarse se despueblan hasta las villas y las poblaciones mayores, que es la segunda parte del despoblamiento de los pueblos que en valles y huerias tuvieron vigor ayer y razón de ser cuando Asturias fraguaba su historia.De la despoblación de las cuencas mineras hablan de vez en cuando los llamados medios de información, que aportan datos, estadísticas y otra referencias, pero que no remedian nada.
Asturias sigue despoblándose.
"La Asturias de mar fuerte, de costa, monte y mina,
con redes pescadoras en Santa Catalina,
con velas navegantes de Lastres a Candás;
la Asturias que se goza con el maíz y el trigo,
con la paloma blanca, con el gorrión amigo,
con novias y "perdones" y cantos a San Blas

La Asturias de las hondas reíces seculares,
la que desde hace siglos sostiene sus pilares,
la Asturias de Candamo, Pindal y Peña Tú;
la Asturias que dedica sus tierras al trabajo,
la Asturias carbonera que sufre sobre el tajo
la noche de las minas y el fuego del grisú..."
Y por perder y morirse una Asturias tan bien cantada como la que inspiró al poeta Alfonso Camín cuyos versos transcritos son de él, sino se ha muerte el poema a Asturias, si nos llega un verso anodino, edulcorado, falto de vigor y raíz;que no habla de Asturias ni de sus costumbres ni de su historia; habla de forma híbrida y no se sabe, por tanto, si lo hace de Asturias o de otras partes, que pueden ser tan importantes, pero que no son las nuestras.Y las nuestras son y fueron:
La Asturias de Virgilio, de valles encantados,
la de los viejos robles, la de los verdes prados,
la de la vaca pinta gozándose en pacer;
la que recorre el oso desde el Naranjo al Sueve,
la que en invierno cubre sus montes con la nieve
y en primavera pasma de tanto florecer...

Mejor o peor, lo que sé de cierto es que hay una Asturias que se ha muerto o que se está muriendo, cuya evidencia no precisa aclaraciones. Hay, por cierto, otra Asturias, que es la del presente y la que estamos viviendo, cuyas realidades son las que son y no tiene más vuelta de hoja ni más colores que los que muestra.Gusten o no gusten. AS

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