La imagen la recogemos de la revista Tiempo, que esperamos nos dé su consentimiento para insertarla aquí.Y la imagen , ya se ve, muestra, en apariencia, que se conspira, se bosteza, se duerme y se aburre cualquiera. Son monseñores de la Iglesia española, del episcopado español, en asamblea para dilucidar sobre el derecho a la vida, sobre el Gobierno, que no es de las dos pes; sobre la familia que en España, según dicen, se está deshaciendo, rompiendo, desapareciendo como España desaparecía meses atrás, que también salieron a la calle para protestar, cosa extraña, pues en el templo, donde tan eficaces son los rezos, si hubieran rezado con fe, tal vez el cielo les habría ayudado, pues "nunca falta Dios a los suyos", lo cual igual hubiera sido mejor. Y no hubieran causado malestar a unos, aunque a otros les haya ido la marcha. La imagen, qué quieren que les diga: que se las trae.
La Iglesia de Roma, en España, siempre ha estado ahí, para lo que fuera. Condenar y absolver.Y sigue estando, como siempre, para salvarnos del pecado y del infierno. Aunque viéndoles, uno se atreve a decir que ya ha conocido el infierno durante 25 años en que bajé a las entrañas de la tierra, a horadar las vetas de carbón hullero, donde nunca encontré lo que tanto nos prometen: la gloria y el cielo. Y cada vez lo encontraré menos, pues, a la vista de los monseñores prelados, aumenta en nosotros el pecado, por lo menos el de pensamiento, ya que no de obra; pero el pensamiento, a la vista de lo que visto, cada vez nos condena más. Y dispensen por no decir lo que pensamos; pero eso es cosa sagrada, como el confesar.-AS
La Iglesia de Roma, en España, siempre ha estado ahí, para lo que fuera. Condenar y absolver.Y sigue estando, como siempre, para salvarnos del pecado y del infierno. Aunque viéndoles, uno se atreve a decir que ya ha conocido el infierno durante 25 años en que bajé a las entrañas de la tierra, a horadar las vetas de carbón hullero, donde nunca encontré lo que tanto nos prometen: la gloria y el cielo. Y cada vez lo encontraré menos, pues, a la vista de los monseñores prelados, aumenta en nosotros el pecado, por lo menos el de pensamiento, ya que no de obra; pero el pensamiento, a la vista de lo que visto, cada vez nos condena más. Y dispensen por no decir lo que pensamos; pero eso es cosa sagrada, como el confesar.-AS
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