EL MONSTRUO DE AMSTETTEN

De semejante individuo austriaco, de nombre Josef Fritzl, que encerró a su propia hija en una cámara bajo tierra, durante 24 años, a la que violaba--según las informaciones-- y con la que tuvo nada menos que 7 hijos, ya se ha dicho casi todo, aunque tal vez haya que decir mucho más. Por ejemplo y respecto a semejante individuo, a la vista de las imágenes que de él se vienen publicando, mi impresión particular es que es resulta repulsivo, incluso aunque no hubiese cometido los delitos de incesto, encierro, rapto y corrupción que cometió.
Las leyes, aquí y allá, suelen ser motivo de discusión por aquello de que, a veces, tienen unas formas de actuar que extrañan a la mayoría de los mortales.Y, por lo mismo, como no sabemos la suerte que puede correr este sujeto austriaco, que en hacer aberraciones de esa índole no fue único, tal y como en un reportaje se ha visto en "Público", para no seguir con este más que miserable individuo, si por nosotros fuera aprovecharíamos el zulo que había construido para encerrar a su hija con la que tuvo varios hijos, y lo encerraríamos ahí, tapiando todo resquicio de posible salida hasta el fin de sus días. Sería lo más adecuado para que sus restos quedasen bajo tierra para siempre; ahí, en lo que construyó previamente para hacer tan repudiable acción como la que hizo que, por aberrante, nos aterra para seguir escribiendo de tal suceso.
¡Al sótano con él,que es lo que merece!

LA IGLESIA

Días atrás la prensa nacional española- por si acaso- publicó que un sacerdote de Almería había prohibido la entrada a la catedral a un grupo de chavales con síndrome de Down. La noticia fue ampliamente divulgada. O sea, que la piadosa Iglesia, por decisión de un sacerdote, demostraba poca piedad. Por ello, el escándalo saltó a la calle de España. Y, ante tal escándalo de impiedad religiosa, la Iglesia o el obispado de Almería, salió dos días después pidiendo "perdón por el incidente en la catedral con los chicos con síndrome de Down".
Eso sí, al mismo tiempo excusaba al sacerdote que los había expulsado, alegando no sé qué de su "avanzada edad," y, por si fuera poco, decía el obispado en nota de prensa, que las palabras del sacerdote habían sido sacadas de contexto.
Véase, según la primera vez que saltó la noticia, lo que, entre otras cosas, dijo el sacerdote que los expulsó del templo--según la información," de malos modos "--con palabras como: " a qué iban allí, si no sienten, ni padecen ni entienden", ante lo cual no sabemos que se habrá sacado de contexto, cuando tan claro está lo manifestado por el clérigo, y nada hay que sacar de ninguna parte ante la claridad de las acusaciones, que hablan por si solas.

Claro que, ante los hechos que acusan una vez más la intransigencia de la Iglesia que tanto habla de caridad, piedad y amor, el canónigo archivero, José Escámez y el vicario general Tomás Cano afirman que "la Iglesia lamenta profundamente lo sucedido y que no estaba en el ánimo del sacerdote insultar a nadie y menos a un grupo de chicos como el que se encontraba en la catedral". Y, si no estaba en su ánimo insultar ¿por qué los insultó y los trató del modo que lo hizo? La nota dada a la prensa, finalizaba: "Desde el Obispado de Almería pedimos perdón y comprensión".
Desde luego, los últimos párrafos dan lugar a muchas réplicas. Por ejemplo, ¿ por qué la Iglesia lamenta lo sucedido si, en cierto modo, lo justifica con la avanzada edad del sacerdote? ¿Y por qué lo que dijo el cura dicen que fue fue sacado de contexto?¿Que comprensión piden? ¿ Que se acepte lo que hizo el sacerdote expulsando del templo (como si fuera suyo) a unos muchachos con síndrome de Down? ¿Comprensión para la avanzada edad que tiene y, por lo mismo, el que pueda sufrir desvarío y decir cosas que no quiere decir, pero que las dice?

Por lo que se viene leyendo, siempre tan restringido por tratarse de quién se trata, la Iglesia no siempre parece estar en gracia de Dios ni verse libre de pecado. Porque, si no cometiera pecado, no pediría perdón, ni se vería consternada, ni profundamente preocupada por lo que, en su seno, más de cuatro veces ocurre.

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