EL GUERRERO DEL ANTIFAZ



Asqueado, en cierto modo, de la nueva ofensiva del episcopado español contra toda iniciativa del Gobierno de Zapatero -o, incluso, de la consecuencia de la decisión de un juez de Valladolid de retirar un crucifijo de una escuela pública, hoy prefiero hablar de un personaje de ficción, ciertamente, pero por eso más español si cabe, para ver así si me desintoxico de tanta metralla como cruza el ambiente en nuestro país, donde hoy, igual que ayer, siguen pululando los privilegiados, envilecidos de euforia, igual que siguen otros eufóricos sujetos blasonando de ser españoles de verdad, naturalmente, para desprestigiar a quienes juzgan menos españoles, y a los que se les acusa de no ser españoles siquiera. Las dos Españas otra vez. La cristiana y la sarracena...

El personaje de ficción que quiero recordar fue obra de Manuel Gago, un vallisoletano afincado en Valencia, desde niño, por los avatares de la guerra civil española.Se trata de "El guerrero del antifaz", héroe que nos alegró los tiempos de infancia sin infancia, pues era nuestra ilusión leer sus aventuras cuando ya éramos trabajadores sin pan y sin escuela e, incluso, ya mineros de cortos años. Era un personaje, al que acompañaban amigos fieles -o circunstanciales, que luchaban contra las villanías y las injusticias, eso sí, en un mundo distinto al de ahora y contendiendo contra toda clase de enemigos, principalmente de origen árabe.

El autor de estos cuadernos semanales fue un gran trabajador, que inició sus tareas cuando tenía escasamente 16 años. Fue, a nuestro ver -y por eso lo decimos-- uno de los autores más prolijos y diversos de la creatividad española, pues hay que referir que a este personaje que fue "El Guerrero del antifaz", se sumaron otras obras como "Purk,el Hombre de piedra". "El pequeño luchador", "El Misterioso X", "El Espadachín enmascarado". "El Libertador", "Aguilucho" y así hasta casi medio centenar de creaciones diversas, que fueron de amplia demanda y, sobre todo, de plausible sacrificio del autor Manuel Gago...
Manuel Gago comenzó a trabajar
a los 14 años y, a los 16, se inició como guionista
y dibujante. Falleció a los 55 años, en 1980

Sacrificio, trabajo,creación e ingenio fueron méritos de este autor de tantas historias que, sin embargo, nunca pudo imaginarse que él mismo sería víctima de "una historia espeluznante", como escribió su propio hijo Manuel Gago Quesada, quien intenta reivindicar el trabajo de su padre contra el expolio que sufrió por parte de la editorial en la que venía publicando sus obras. Dicha editora, que se da el nombre en femenino de una comunidad levantina, no jugó limpio con quien, por lo que hemos leído, la enriqueció a base de trabajar muchas horas al día y haciendo que su nombre adquiriese fama y lograse fortuna. Lamentablemente, Manuel Gago no supo prever la trampa en que caía en manos de los dueños de tal editora, quienes registraron a su nombre, no sólo la propiedad intelectual de "El guerrero del antifaz" a perpetuidad, sino, además, otras creaciones más del fecundo autor y gran ilustrador que fue Manuel Gago.
Secuencia del héroe enmascarado,
mostrado en briosa actitud, tanto
como era la del dibujante, creándolo.
Reconocido el mérito artístico y creador de M. Gago, no le faltaron admiradores y defensores. Y en el propósito de demanda en defensa del honor y los derechos del padre, no le faltan al hijo apoyos morales contra una decisión judicial que da la razón al expoliador y soslaya al expoliado.
Lo que indica que la realidad de la vida--aunque sea arbitraria-- no tiene nada que ver con la ficción de lo imaginado.Aquí, supera la realidad a la ficción. Por eso es más cruda y lamentable que cualquier otra historia imaginada.

Al margen de lo expuesto, recordamos haber leído algunos reportajes sobre la inventiva de este personaje que fue "El Guerrero del antifaz", donde, como ocurre siempre, los críticos saben más que el propio creador; de ahí que juzgasen --ahora lo hacen, claro--que el personaje venía a ser un religiosón de mil demonios, cuya actuación rayaba, por puritana, en tediosas costumbres de maloliente religiosidad. Naturalmente, ni fue así ni de otra manera. Describía el modo de ser de una época, la medieval de los reyes católicos, por lo que toda trama discurría, en trato y forma, como debía ser frecuente que así fuera entonces.
Otro "personaje" creado por la
fascinante inspiración de M, Gago:
"El Espadachín enmascarado"
Por lo que a gustos se refiere, nos permitimos señalar que el creador de esta singular serie de aventuras, Manuel Gago, dejó escuela de bien y buen hacer.Y fueron sus creaciones, a nuestro ver y lo decimos alto y claro, muy superiores a otras que llegaron después y que no tienen nada de parangón con la obra de Gago.Íten más: en Editorial Valenciana, "Roberto Alcázar y Pedrín", obra de Vañó, sí eran puro sello del tiempo y del sentimiento que impuso el falangismo, lo que iba como pieza y suela a dicho Roberto Alcázar.Y presiento que a su creador.
Esto es, que le censura, para quien como M. Gago creaba tanto, le tenía frito. Al margen, pues, lo que algunos puedan creer, la serie de aventuras de "El guerrero del antifaz" fue lo mejor que se hizo, antes, entones y ahora,en España.

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