MAS CICLISMO

¿Qué año corría? Habría de ser allá por 1957-58. En Asturias el ídolo mayor de todos Federico Martín Bahamontes. Su presencia --al igual que en otras partes-- despertaba inusitado interés. Debido a la configuración del terreno montañoso y a la mayor facilidad escaladora de Bahamontes que la de sus rivales para ascender las rutas de montaña, aquel año acudimos varios grupos de aficionados, todos jóvenes, al alto de la Colladona,límite de los concejos de Aller y Laviana, por dónde habrían de pasar los ciclistas. El día estaba gris y lluvioso; la niebla no permitía ver más allá de cuatro a cinco metros de distancia; la carretera, como casi todas entonces, era infernal, con baches, piedras de canto y barro. Así, por estas rutas, disputaban los ciclistas entonces.

Como quien más y quien menos teníamos por ídolo a Bahamontes, quien además tenía el terreno favorable para su especialidad e iba en los puestos de cabeza, sino el primero en la clasificación general, decidimos aquellos grupos de aficionados juveniles situarnos seguidamente, unos tras otros, con una distancia de pocos metros, en la parte ascendente de la ruta por la que tendrían que pasar procedentes de Cabañaquinta, capital del concejo allerano. Aquella decisión de situarnos a pocos metros unos de otros, alcanzó pronto casi el kilómetro de longitud y fue debido a que, como había tanta niebla y la visión era tan escasa, pudiésemos comunicarnos a viva voz --moderna telefonía comunicativa--, de uno en otro el momento preciso en que pasase Bahamontes para alentarle con nuestros aplausos...

Empezó la primera voz: "¡Ya vienen!! Ya vienen, ya vienen, iba pasando la voz de uno en otro...Y de la cadena humana instalada en la cuneta de aquella mala carretera, mojados como sopas, salía la pregunta de si era Bahamontes el primero...No sé --contestaba alguno--, no le veo el dorsal...

Lo cierto es que iban pasando corredores, de uno en uno, zigzagueando, subiendo como almas en pena, agotados, pero Bahamontes no acababa de aparecer...Y así habían ya cruzado la cima de La Colladona y en dirección a Laviana varios de ellos , cuando surge una voz no muy lejana de la cadena que formábamos los jóvenes aficionados: ¡Vienes dos...! Y la voz se iba repitiendo de uno en otro hasta el último apostado, en la cima del monte... ¡Uno viene tirando por otro..! ¿Qué?
¡Que uno viene tirando por otro, hostia! ¡El que tira ye Bahamontes!
¡¡Acabáramos!! Se explicaba porqué, teniendo el terreno favorable, Bahamontes no acababa de pasar. Tuvo que esperar por el que, al parecer, venía de jefe de fila, el madrileño Antonio Suárez, quien se había atascado en las duras rampas de La Colladona por la parte allerana. ¿Y quién mejor para ayudarle que el ciclista que no tenía problema para ascender por aquella ruta ?

Cuando ambos corredores pasaron a
nuestra altura, lo comprobamos: Bahamontes subía empujando por el sillín al madrileño Suárez. Renegamos de aquella acción y de quien sacrificaba a un corredor que, de no ser por estas órdenes del director de equipo, llevaba todas las de ganar.
El hecho fue así,aunque no sepamos referir quién ganó ni la etapa ni la vuelta. Nos habían matado la ilusión de ver en primer lugar a nuestro ídolo, sacrificándolo en aras de otros que, a nuestros ver de entonces, eran inferiores y siempre con menores posibilidades de victoria....

hay otras historia de aquellos años, que tal vez contemos algún día. Por hoy, haya salud.

No hay comentarios: