La Fiesta de San Fermín
tiene el desmadre seguro,
pues se bebe hasta el apuro
y apurando, hasta dar fin
al porrón de vino puro...
Y pues que no pone metas
el desmadre pamplonés,
además de vino, hay tetas
y no sé, además de tretas,
que cabe que haya después...
¡Algo habrá, que doña Inés
tiene brillantes a inquietas
las tetas, Iñaki...¿Ves...?
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Pues si el Iñaki no las ve, allá él. Los demás si las ven y vemos--aunque a gran distancia--y no como los que rodean a la efervescente sanfermina pamplonica, que de eufórica que vivió el inicio de las fiestas de Pamplona, no dudó en sacar sus floridas y no sé si turgentes palomas mensajeras y airearlas, que así veía ella y sabía ella que nada iba a alegrar tanto a la parroquia que la rodeaba como mostrar sus bien documentadas pechugas, al tempo que manifestaba --posiblemente--¡Esto es San Fermín! Aquí lo tienen...
Y tanto fue así, que al tiempo que tal decía y mostraba, se escuchó una gran gritería, que aplaudía y corroboraba sus palabras..
San Fermín, mira que tienes mala suerte, majo, pues te pierdes de ver cosas que, para saber como son, hay que verlas , que contarlas, no merece la pena aunque te lo cuente el obispo de Navarra, que el hombre, por ser quien es, tampoco debe ver tetas así, so pena de caer en pecado mortal. Así que, los que ya estamos empecatados, suerte tenemos de ver estas cosas.
Y tanto fue así, que al tiempo que tal decía y mostraba, se escuchó una gran gritería, que aplaudía y corroboraba sus palabras..
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