En 1946, cuando teníamos 13 años, no sabíamos quién era la derecha. Quiénes eran. Aunque sí sabíamos lo que era trabajar ya los 12 años, en 1945, fechas en que, como se sabe, se vivía con miedo por el terror que imperaba, la miseria que reinaba, el poder que apabullaba y el hambre que se pasaba.Y, a veces, los palos y las hostias que solmenaban los eufóricos vencedores de la guerra civil, que sin ningún motivo se ensañaban sobre los mineros que iban o venían del trabajo, donde las jornadas era de 10 o 12 horas diarias y a veces más y, como era el caso, hambrientos ellos y hambrientas las familias, y obligados a saludar, brazo en alto, a las patrullas que pululaban y se multiplicaban por todas partes, quienes se daban el gusto de ensañarse con los trabajadores sin ninguna explicación, simplemente por capricho o por odio.
Con aquellos años y hambre perpetua arrastras, asistía el paso de los hombres mayores, los cuales no siempre se explayaban en conversaciones y explicaciones. Sé que les escuchaba con atención, pero, habida cuenta mi edad, alguno me pedía que no comentase nada de lo que se hablaba. el miedo era pavoroso. Y nada hablaba,ciertamente.De aquel tiempo recuerdo haberles preguntado "quién era la derecha". Por eso, porque decían que era perversa,pues bastaba ver lo que estaba pasando en España, tras acabarse la guerra civil.
--La derecha, si vives para verlo, es la que lo quiere todo para ella y nada para ti. Ya lo irás viendo- me contestó Aquilino de Paniceres.
--Mejor le dices --agregó Emilio Paniagua,que era un castellano, casado en Villoria y que había sido prisionero en la colonia carcelaria de Villar- que la derecha son los curas y los ricos; los militares y los caciques; los empleados, los amos y los meapilas..
--¿Meapilas...?
--Si, hombre, los que no salen de las iglesias y creen que el pan que comen no hay que sembrar, primero, el cereal y labrar la tierra y moler después el trigo y hacerlo harina y amasarlo y cocerlo....y lo mismo con el carbón que les calienta, que no saben el trabajo que cuesta arrancarlo ni saben, como sabes tú, que todavía eres un crío,que hay que meterse bajo tierra y arañarlo y, a veces, dejar la piel en ello...
Confieso que, con 13 años, escuchar la plática de Emilio, tan distinta de nuestra forma de hablar, me sorprendía mucho. Pero a lo que iba, nunca olvidé la explicación que me dieron por aquel entonces de quiénes eran la derecha en España. Ni quienes fueron y, por lo que se ve actualmente, quiénes son...Lo de los curas fue lo que más me sorprendió. Y me sorprende.Porque hablan de caridad y de misericordia y de amor, pero todo les parece poco para ellos...
Ni olvido que las cartillas de racionamiento no se suprimieron en España hasta 1952. Y la guerra había terminado--oficialmente- en1939. Que se trabajan largas jornadas de escasos ingresos, que no daban ni para pan. Recuerdo cuando un litro de aceite valía cien pesetas...y cien pesetas no las ganaba un trabajador al mes. Tiempos felices de la España en paz. O sea, la España de Franco.
Recuerdo que, cuando comenzó la industria foránea a instalarse en España, con las motos Vespa y lambretta, quienes primero las tuvieron fueron los curas. Y los coches 600 también.
Un buen amigo, José María Blanco Estrada, fue de los primeros que logró salir de las capas del pozo Villar e irse a trabajar a las minas de Bélgica, desde donde nos escribía. Su primera carta, reflejaba lo que le había constituido una sorpresa, que a la vez sorpresa nos resultó nosotros: allí, comían pollo todos los días...Aquí, la mayoría de los trabajadores una vez al año y gracias.
Su segunda misiva, al cabo de unos meses, traía otra sorpresa que a él le causó pasmo: Allí descontaban para Hacienda y para la Iglesia...Aquí no, pensamos nosotros, pero no comemos pollo nunca.
¿Se acuerdan ustedes cuándo comenzó España a salir de su secular miseria? Pues cuando los emigrados españoles enviaban sus ahorros a España; cuando el turismo comenzó a llegar en riadas y cuando las inversiones de la industria extranjera empezaron a establecerse aquí...Hasta entonces, España no había levantado cabeza. Y no es menester decir que se trabajaba mucho y medio gratis. Y, eso sí, menos mal que había, al frente del país, un gran estadista y un elegido por la gracia de Dios. Menos mal.
Sin embargo damos fe de que, aparte la solidaridad de los trabajadores, entro los que no todos eran de fiar y de que en río revuelto hay ganancia de pescadores, aquellas huelgas se iniciaron por los escasos jornales establecidos y por la precariedad económica de las familias.
Decían algunos periódicos de derechas, que entonces lo eran todos (la derecha,siempre estuvo frente a la clase trabajadora) que qué pedían los mineros, si eran los trabajadores mimados del régimen...los mejor pagados de los trabajadores de España; los privilegiados del sistema...Eso.
¡Hombre! No niego que esa derecha referida también tiene sus acólitos, seguidores y defensores.
Pero en el pecado llevan la penitencia. No es mi mundo. Y mi voto no les pertenece. Absténganse, pues, de calentarme los cascos con promesas rajoyanas, acébicas maniobras, zaplanantes advertencias de quiebras bancarias, águirricas tersuras epidérmicas, pizarrícos ricos y otros más del grupo aznárico que, como mejor bagaje ha sido estar durante cuatro años sacando las cosas de quicio, sembrado cizaña en el campo de la discordia, pintarnos una España caótica que se venía abajo, sembrar injurias y levantar alarmas y espantos...O sea, asustarnos a todos...
¡Coño! Y siendo así, ¿se atreven a pedirme que les vote? Primero tiendan la mano en son de paz y, luego, hablaremos. O sea, demuestren que de aquella derecha que he conocido en los años en que comencé a trabajar de crío, en 1946 y tantos años después, no es la misma que la que ahora enarbolan, y digan que se han desligado de ella.Y si lo demuestran, si no les voto, por lo menos, no les reprobaré en el presente ni equipararé con el pasado.
Con aquellos años y hambre perpetua arrastras, asistía el paso de los hombres mayores, los cuales no siempre se explayaban en conversaciones y explicaciones. Sé que les escuchaba con atención, pero, habida cuenta mi edad, alguno me pedía que no comentase nada de lo que se hablaba. el miedo era pavoroso. Y nada hablaba,ciertamente.De aquel tiempo recuerdo haberles preguntado "quién era la derecha". Por eso, porque decían que era perversa,pues bastaba ver lo que estaba pasando en España, tras acabarse la guerra civil.
--La derecha, si vives para verlo, es la que lo quiere todo para ella y nada para ti. Ya lo irás viendo- me contestó Aquilino de Paniceres.
--Mejor le dices --agregó Emilio Paniagua,que era un castellano, casado en Villoria y que había sido prisionero en la colonia carcelaria de Villar- que la derecha son los curas y los ricos; los militares y los caciques; los empleados, los amos y los meapilas..
--¿Meapilas...?
--Si, hombre, los que no salen de las iglesias y creen que el pan que comen no hay que sembrar, primero, el cereal y labrar la tierra y moler después el trigo y hacerlo harina y amasarlo y cocerlo....y lo mismo con el carbón que les calienta, que no saben el trabajo que cuesta arrancarlo ni saben, como sabes tú, que todavía eres un crío,que hay que meterse bajo tierra y arañarlo y, a veces, dejar la piel en ello...
Confieso que, con 13 años, escuchar la plática de Emilio, tan distinta de nuestra forma de hablar, me sorprendía mucho. Pero a lo que iba, nunca olvidé la explicación que me dieron por aquel entonces de quiénes eran la derecha en España. Ni quienes fueron y, por lo que se ve actualmente, quiénes son...Lo de los curas fue lo que más me sorprendió. Y me sorprende.Porque hablan de caridad y de misericordia y de amor, pero todo les parece poco para ellos...
Ni olvido que las cartillas de racionamiento no se suprimieron en España hasta 1952. Y la guerra había terminado--oficialmente- en1939. Que se trabajan largas jornadas de escasos ingresos, que no daban ni para pan. Recuerdo cuando un litro de aceite valía cien pesetas...y cien pesetas no las ganaba un trabajador al mes. Tiempos felices de la España en paz. O sea, la España de Franco.
Recuerdo que, cuando comenzó la industria foránea a instalarse en España, con las motos Vespa y lambretta, quienes primero las tuvieron fueron los curas. Y los coches 600 también.
EL ÉXODO A EUROPA
Cuando a finales de la década del 50 y principios del 60, salieron de España cerca de dos millones de Españoles, a diversos países de Europa, de Asturias también salieron en busca de mejor suerte muchos mineros asturianos. Las minas amenazaban quedar sin trabajadores y fue cuando el Gobierno restringió la salida a los mineros.No había permiso para viajar a Europa.Un buen amigo, José María Blanco Estrada, fue de los primeros que logró salir de las capas del pozo Villar e irse a trabajar a las minas de Bélgica, desde donde nos escribía. Su primera carta, reflejaba lo que le había constituido una sorpresa, que a la vez sorpresa nos resultó nosotros: allí, comían pollo todos los días...Aquí, la mayoría de los trabajadores una vez al año y gracias.
Su segunda misiva, al cabo de unos meses, traía otra sorpresa que a él le causó pasmo: Allí descontaban para Hacienda y para la Iglesia...Aquí no, pensamos nosotros, pero no comemos pollo nunca.
¿Se acuerdan ustedes cuándo comenzó España a salir de su secular miseria? Pues cuando los emigrados españoles enviaban sus ahorros a España; cuando el turismo comenzó a llegar en riadas y cuando las inversiones de la industria extranjera empezaron a establecerse aquí...Hasta entonces, España no había levantado cabeza. Y no es menester decir que se trabajaba mucho y medio gratis. Y, eso sí, menos mal que había, al frente del país, un gran estadista y un elegido por la gracia de Dios. Menos mal.
HUELGAS MINERAS
Éramos mineros cuando se iniciaron las primeras huelgas en Asturias, donde el Gobierno decretó Estado de Excepción, igual que en el país vasco. Los medios propagandistas del sistema decían que eran huelgas orquestadas por los judeomasones y los comunista y, eso siempre, los enemigos de España, que nos tenían envidia. Hubo deportaciones, encierros, malos tratos, castigos, despidos y persecuciones. Supimos algo de ello.Sin embargo damos fe de que, aparte la solidaridad de los trabajadores, entro los que no todos eran de fiar y de que en río revuelto hay ganancia de pescadores, aquellas huelgas se iniciaron por los escasos jornales establecidos y por la precariedad económica de las familias.
Decían algunos periódicos de derechas, que entonces lo eran todos (la derecha,siempre estuvo frente a la clase trabajadora) que qué pedían los mineros, si eran los trabajadores mimados del régimen...los mejor pagados de los trabajadores de España; los privilegiados del sistema...Eso.
DE AYER A HOY
Como del drama de los trabajadores hay mucho escrito y, según en que parte, mucha idolatría, posponemos seguir con el caso, no sin decir que podríamos extendernos al respecto mucho más. Engarcemos, pues, le pregunta del título (¿Quien ye la derecha?) con el final de este largo artículo, advirtiendo que huelga la pregunta, pues de una derecha rancia de ayer, estamos viendo y viviendo hoy otra derecha iracunda,violenta, descarada,engreída de españolidad, de injurias y de amenazas,que no puede aceptar a otros que no sean ellos gobernando el país y dictando otras leyes que no sean las que de ellos dimanen, que, por ser de quien son y venir de donde vienen, no otra cosa que recelo causan; cuando menos, recelo.Porque, puestos a decir, se podría argüir mucho más. Y no precisamente glorificante ni glorificador.¡Hombre! No niego que esa derecha referida también tiene sus acólitos, seguidores y defensores.
Pero en el pecado llevan la penitencia. No es mi mundo. Y mi voto no les pertenece. Absténganse, pues, de calentarme los cascos con promesas rajoyanas, acébicas maniobras, zaplanantes advertencias de quiebras bancarias, águirricas tersuras epidérmicas, pizarrícos ricos y otros más del grupo aznárico que, como mejor bagaje ha sido estar durante cuatro años sacando las cosas de quicio, sembrado cizaña en el campo de la discordia, pintarnos una España caótica que se venía abajo, sembrar injurias y levantar alarmas y espantos...O sea, asustarnos a todos...
¡Coño! Y siendo así, ¿se atreven a pedirme que les vote? Primero tiendan la mano en son de paz y, luego, hablaremos. O sea, demuestren que de aquella derecha que he conocido en los años en que comencé a trabajar de crío, en 1946 y tantos años después, no es la misma que la que ahora enarbolan, y digan que se han desligado de ella.Y si lo demuestran, si no les voto, por lo menos, no les reprobaré en el presente ni equipararé con el pasado.
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