En lo que estuvo a nuestro alcance, siempre que hemos podido, dejamos sentad0 quién es y fue Alfonso Camín en Poesía. Y quien fue como persona y cómo su vida y sus andanzas. Aunque bien es verdad que no todos los santos tienen los mismos adoradores, tenemos claro que, en lo que respecta a Asturias, quienes le niegan son un par de engolados profesores de literatura, uno que quiso ser poeta en su mocedad y no lo fue y otro que quiere ser el adalid de todos los que vayan o vengan con el verso en la mente; el cual, tampoco --aunque sea querido y, a la vez , denostado crítico literario--me parece el poeta que presume ser. Y, en cuanto a honestidad, aquí sí digo que les faltan muchas leguas para ser admirados, por tanto, siendo lo que son, lo único que cabe es que sean mirados e instarles a que lean a Camín, que para eso les incluyo un soneto aquí.Uno de los centenares que ha escrito, que siempre son rotundos y siempre dicen algo; siempre sorprenden y siempre dejan atrás a quienes manipulan la tramoya de la poética actual, que si depende de los dos referidos sujetos que cuestionan a Camín, ya se ve en manos de quién está el cotarro literario, mayormente en Asturias, pero sobre todo, para el mayor y más fecundo de los poetas asturianos, amén de grande en el verso de España y América.
Vaya, pues, el soneto AGOSTO, de Alfonso Camín, extraído de Antología Poética, publicada en 1930, pero escrito 10 años antes.AGOSTO
Cabalga en el potro del germen que deja la vida en sus huellas;
sazona los frutos gloriosos que doblan solemnes las ramas:
la noche en sus hombros simula jardines sembrados de estrellas,
y el Sol en su frente dibuja la forma de un casco de llamas.
La hierba madura despide fragancias de lechos nupciales;
retoza la tierra vertiendo en sus poros los ritmos del Germen;
los campos de trigo desbordan, fecundos, el oro a raudales,
y Baco en sus triunfos sacude en las viñas las glorias que duermen.
Agosto es la fuerza que pone en combate cien himnos de vida,
y luego, a manera de un gran sacerdote sensual y pagano,
eleva, en el Cáliz, con mano soberbia, la Hostia encendida...
¡Y cuando en las tardes las ninfas y faunos se suelen juntar,
el gran sacerdote contempla la Hostia que tiembla en su mano,
y arroja, celoso, la Hostia y el Cáliz al fondo del mar!
sazona los frutos gloriosos que doblan solemnes las ramas:
la noche en sus hombros simula jardines sembrados de estrellas,
y el Sol en su frente dibuja la forma de un casco de llamas.
La hierba madura despide fragancias de lechos nupciales;
retoza la tierra vertiendo en sus poros los ritmos del Germen;
los campos de trigo desbordan, fecundos, el oro a raudales,
y Baco en sus triunfos sacude en las viñas las glorias que duermen.
Agosto es la fuerza que pone en combate cien himnos de vida,
y luego, a manera de un gran sacerdote sensual y pagano,
eleva, en el Cáliz, con mano soberbia, la Hostia encendida...
¡Y cuando en las tardes las ninfas y faunos se suelen juntar,
el gran sacerdote contempla la Hostia que tiembla en su mano,
y arroja, celoso, la Hostia y el Cáliz al fondo del mar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario