¿DE QUE SE RÍE SU SEÑORÍA...?


Acepto que cada persona tenga sus afines y defienda sus preferencias y, en política, que hagan lo mismo. Y, por tanto, que defiendan su credo. Pero lo que no entendemos es que, como ocurre actualmente, tras el debate de Zapatero y Rajoy, --cuyo resultado en valoración a nivel de encuestas está sobradamente manifestado y sabido-- aparezca el señor Acebes sonriendo y blasonando del gran triunfo de Rajoy, largando, como es en él habitual, frases rítmicas tal cual un coche en manos de un novato que va a quites de salida, y mostrando un rostro con careta, no risueña, sino de risa forzada,que no se entiende si, además, enarbola una bandera vencida o situada más baja que otras más altas, tal como ha sido el resultado del debate entre los dos líderes en contienda verbal para acceder al Gobierno de la nación. No se entiende porqué su señoría, excelentísimo señor don Ángel Acebes, pregona la derrota del candidato socialista, señor Zapatero, a manos -es un decir- del candidato pepeísta, señor Rajoy, cuando, a ojos vista,--y a juicio del 80% de las personas, digo, de los españoles, el derrotado ha sido don Mariano Rajoy y no don José Luis Rodríguez Zapatero.¿Y por eso se ríe...? No se entiende la risa o forzada sonrisa de don Ángel Acebes, diciendo lo que la mayoría de las personas--ya digo, españoles--saben que no es cierto: que Rajoy derrotó a Zapatero... Y su señoría, ¿de qué se ríe? ¡Hombre, sí! Si la derrota se basa en insultar y desacreditar; negar hechos y cuestionar todo, entonces sí, en eso ganó Rajoy, que ha sido un verdadero progresista, un adelantado guía del despropósito, un conquistador, al estilo de los gloriosos evangelizadores españoles en tierras de indias y verdadero señor del desprestigio y de la negación. Y un dios del catastrofismo. Y un genio del acoso. Y un líder que se juzga más español que los demás o a los demás menos españoles que él. Menos los currantes con los que él anda. Ya está bien de tanta bandería y tanta investidura de santidad política. Zapatero- según Rajoy--no ha hecho nada, ni sabe hacerlo; todo ha sido un desastre y encima, rompiendo España en mil pedazos....Y por contra él, Rajoy, está lleno de virtudes, obras ejemplares, experiencia en el Gobierno; sabe trabajar con honradez, sacrificarse por los españoles y por España - por supuesto- y sabe administrar y estar alineado con los currantes --aunque uno piensa que esta más alineado a los que no lo son--y, en fin, es hombre de obra larga y corazón abierto, que habla con la gente de la calle, que le cuenta cómo está el pan y la leche, lo mismo que a Fraga le contaban a qué precio estaba le cesta de la compra; o sea, que el señor Rajoy es el futuro, porque no quiere hablar del pasado, ni de dónde viene ni dónde estuvo; quiere hablar del futuro, lo dice él, mientras su contrario habla de cosas que no interesan a los españoles --otra vez los españoles-- ni a nadie; y Rajoy, además, no trata con terroristas ni se va a enfrentar con los obispos,va a bajar las hipotecas; va a aumentar los ingresos de los Españoles -otra vez los españoles--, y encima es de fiar; los demás no son, él sí. Y el no miente, como Aznar que tampoco mentía --pueden ustedes creerme: "hay armas de destrucción masiva"--, y los demás sí, los demás mienten.El no. Y, para que se chinche Zapatero, que tiene dos hijas; Rajoy saca de la liturgia de su repertorio una niña a la que quiere dejarle una España --Ah, España de nuevo-- llena de venturas y de futuro...Con casa y coche a la puerta.Ahí mismo.
O sea, que Rajoy es, según cabe interpretar por sus manifestaciones, el espíritu puro convertido en hombre, como Cristo, que nos viene a redimir a todos los Españoles , a todos--ha dicho-- y a librarnos de la nefasta forma de gobernar de Zapatero... ---¡Oiga, permita que le diga que no le creo. Y que, por mucho que diga --predicar no es dar trigo--no le voy a hacer caso y, consecuentemente, no le voy a votar. Pero no se moleste por ello, que no le van a faltar los suyos, los que creen en todas sus ilimitadas promesas, en ese futuro celestial, paraíso y gloria perpetua. Y, créame, cuando todos los suyos disfruten de esa inmensa riqueza de bienestar que les promete,si me permite, les felicitaré y aplaudiré. Palabra.

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