Poetas del bable

Hasta hace unos años atrás, la literatura asturiana --esto es, la escrita en bable--tuvo su propia vida y, en lo que sabemos, nunca había sido motivo de repulsa y desdén por parte del pueblo asturiano. No obstante, desde que, tras la llegada de la actual Constitución de 1977, se reivindicó por parte de una reducida legión de defensores del bable, ya hubo sus más y sus menos. Precisamente, quienes vindicaban un bable--que ya estaba más muerto que vivo--como idioma propio, cuestionaron todo lo que hasta entonces se había escrito. Para Xuan Xose Sánchez Vicente, el teatro asturiano, hasta entonces, tenía que ser echado al fuego. Para otros, "ya iba siendo hora de sacar del chigre la poética asturiana" y para otros, lo que se empezó a escribir era -fue- un conglomerado de palabras extraídas de los diversos bables de Asturias, y por lo mismo fue un bable de probeta o laboratorio.Y, naturalmente, aquello originó polémicas, cuando no palabras gruesas. Y, por lo que se ve, animadversión entre nos y otros. Y fue así como, mientras se criticaba al gobierno del Principado, se fueron creando puestos de trabajo, consiguiendo ayudas para publicaciones, subvenciones para campañas y títulos para la enseñanza... imponiéndose de aquella lo de "bable ne´scueles", a la vez que a conversar, se le dio nueva expresión, cual era "glayar", lo que resultó tan desorbitado, que por sí mismo se fue dejando morir. Bien es verdad que esa voz existe en asturiano, pero nunca había sido referida a conversar, charlar o platicar, por no decir dialogar. En Asturias, existen muchas voces genuinas, propias, y otras muchas coincidentes con voces castellanas, que no habría porqué cambiarlas, tal como se hace con la noche.La noche se dice en castellano y en asturiano de igual manera, y sobre todo en la mayoría de Asturias. Sin embargo ese detalle, para que no coincidiesen, alguien se ha encargado de imponer una voz distinta y escasamente pronunciada a la mayoría: nueche, nuichi, nouche, lo que indica que nunca una minoría se ha impuesto tanto, hablando, a una mayoría. Pero todo sea para que no tenga el bable ninguna voz o expresión coincidente con el castellano, que fue, según hemos leído, un invasor en Asturias tan nefasto para el bable como fue la religión cristiana para los amerindios. Sin ir más allá de ciertas expresiones de dudoso gusto y más dudosa etimología, no sabemos por qué los defensores del bablismo --mayormente--no defienden, por ejemplo, la canción asturiana, o no admiran --¿o sí la admiran?-- la literatura de temática asturiana que está escrita en castellano o quieren imponer oficialmente el bable, para después obligarnos a todos a solicitar en cualquier escrito que este sea en bable, pero, además, bable oficialiegu, que el del pueblu lisu y llanu esi nun igua... Y no obstante este problema, uno --debemos decirlo--seguirá creyendo en Asturias, hable como hable y cante como cante. Y creyendo en los asturianos que, como Constantino Cabal, con su "Albará de lo malvises" --joya de romántico sentimiento de nobleza asturiana--o como Matías Conde, con su "Sol en los Pomares"--emotiva canción de espiritualidad poética--, o como, ya para terminar, Alfonso Camín, que tanto y tan bien escribió de Asturias...en castellano y no por eso debe silenciarse a la hora de contarlo como asturiano, del que salieron libros ten soberbios para la historia de Asturias como "Antología poética asturiana en castellano". "El retorno a la tierra", "La Danza prima;" "Al son del agua", "La fuente , el río y el mar," "Tonadas en la neblina", etcétera, eso por citar algunos de sus libros de poesía de temática asturiana, que otros quedan, como de "Estrabón el Rey Pelayo" "Águilas de Covadonga""La Mariscala o el verdadero Bobes" y ya, para no seguir, "Entre manzanos". De modo que, Asturias es para nosotros la que cuente sus cosas como las cuente y siempre ha contado; bable y castellano. Allá quien quiera una Asturias que sólo sepa expresarse de un solo modo y de una sola manera, y, además, de modo arcaico , cuando no de modo arqueológico, lo cual, si no fuese pretensión de querer imponerlo oficialmente, ni nos iría ni vendría, pero nos incumbe porque, para imposiciones, ya hemos conocido bastante.

1 comentario:

juliano dijo...

Un artículo muy acertado con el que estoy totalmente de acuerdo

S&R
Emilio Granda