PITU DE CALEYA

No siempre es verdad eso de volver a disfrutar de las tradicionales costumbres, hábitos, comidas y romerías de otrora. Bien es verdad que,en materia de gastronomía, hoy es mayor la variedad que ayer y acaso los sabores. Sin embargo, es ahora cuando más se recurre al pasado para brindar al presente aquello que ya ha mucho que se ha perdido.Por ejemplo, las comidas caseras, las preparadas por las abuelas y madres de ayer en los ya desaparecidos fogones y en las no menos desaparecidas cocinas de leña y carbón.

Pero como hoy es grande la oferta (y en algunos casos la demanda) por mor del turismo, suelen brindarse menús de nuevo cuño como el "Pitu de caleya",esto es, gallo criado libremente, como hemos visto hace más de cincuenta años atrás en la aldea, donde las aves de corral se buscaban el condumio diario "escargatando" en sebes, caminos y prados. Y cuando el ama de casa les echaba comida, era a base del cocido sobrante de la familia, o pan remojado, o granos de maíz y avena, o sea, alimento garantizado.
Entonces si eran pitos de caleya los gallos que se criaban en libertad, alimentándose de aquello que lograban captar ellos mismos en la tierra y en los prados .Y en la caleya, que es el camino de aldea, donde picoteaban allí dónde siempre lograban el alimento que buscaban. Las carnes que resultaban de alimentarse libremente era de otra calidad a la que ahora tienen.

Pero eso era antes. Ahora los pitos raramente se ven sueltos en las aldeas. Estas aves, las que no están en granjas forzados a engordar, están en gallineros o espacios limitados, alimentados a base de piensos compuestos, y si puede ser sin gallinas que les desgasten, mejor todavía. Sobre los piensos compuestos para que engorden aves y no aves, no decimos nada. Los tiempos ahora son lo que son y ahí están con sus procesos de progreso y sus adelantos.

Lo que decimos, aprovechando la imagen que insertamos captada en la finca de un amigo, entre Laviana, San Martín y Bimenes, es que estas cosas no se ven ahora, y por tanto, los pitos de caleya, que tanta difusión se les hace para celebrar aquí o allá unas jornadas gastronómicas, no existen. Lo que existe no está alimentado como en estas imágenes se ve. Aquí, pues, sí son los pitos de caleya y no los que anuncian, más de cuatro veces, en algunas partes.

Salvamos las excepciones, si es que las hay, porque estas imágenes ya no se ven en ninguna parte de nuestra tierra. Y porque, además, el pitu de caleya de hoy, ya no es el que fue años atrás, ni en sabor, ni en libertad, ni en gallardía ni en nada que se le parezca.

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