Reconozcámoslo: España ha jugado mejor que Rusia el pasado jueves. Y ha ganado merecidamente.Lo cual, según consta en nuestro pos anterior, no lo teníamos claro del todo antes del encuentro futbolero de ambas selecciones.
Hemos dicho que nos alegraríamos del triunfo de los nuestros, al revés de algunos vascos y algunos catalanes, que deseaban la derrota de España.Lamentable. Allá ellos. Lo cierto es que dudábamos del triunfo de España habida cuenta el alarde de juego exhibido por Rusia frente a Holanda, a la que derrotó a base de jugar, coraje, destreza, pundonor y ganas que demostraron los rusos. Y ante ese despliegue de fuerza, no las teníamos todas con nosotros para el resultado final entre rusos y españoles.
Sin embargo, ya se ha visto, ganó España con mérito y honra.Jugando.Exponiendo.Queriendo.
Pero, señores míos, aparte esto, de lo que nos alegramos --lo reiteramos--¿no se estará cayendo en una desmesurada actitud españolista, patriotera,semejante a la que se ha conocido en tiempos no tan lejanos en que el franquismo blasonaba del nuevo resurgir patrio...?
¿No es excesivo ese canto a la grandiosidad española, a la heroicidad de los jugadores españoles, a la honra a la bandera y a los colores nacionales...?
¿No es mucho, locutor de la Cuatro, decir que toda España, desde los príncipes al último español (¡) vivían sin vivir lo que ocurre ( y estaba ocurriendo) ante el encuentro de los españoles y los rusos? ¿Que no quedaba rincón sin que estuviese pendiente del resultado del encuentro? ¿Que, incluso, los astronautas en el espacio estaban más preocupados por el encuentro Rusia -España que por atender el rumbo del cohete?
Es posible que, como yo mismo, que detesto el gran comercio negro que existe en la compra-venta de jugadores, hubiera muchos más presenciando el partido a través de la televisión y que fueran tantos que la cifra alcanzase los 16 o 17 millones, pero de ahí a creer que España vuelve a resurgir, vuelve a ser la gloria suprema de todas las glorias; la invicta y ejemplar patria de héroes y santos, como los de Fray Justo Pérez de Urbel; la ejemplar y señera España, envidia del Mundo, que tanto referían los de las rutas imperiales, ya sabe quiénes, creo que dista mucho.
Me asombré de la docilidad de la palabra de quienes nos retransmitían el encuentro de fútbol. ¿Caben, acaso, más elogios, más cantos gregorianos, más elegías, más imágenes y más efervescencias patrióticas? ¿Más hipérboles y más desmesuras de grandeza?
Pues, hijo, si hay más,dilas de una vez. Y dí también que España, con lo que ha hecho, que aplaudimos y admiramos, va a seguir siendo lo que es: un comercio abierto, donde se vende todo y de todo. O sea, que tantas virtudes y gloria tanta, pues no; hay que restringirlas un poco.
Y, mañana, la final. España --Alemania. Usted, eufórico que es, dice que "podemos y ganaremos", otros prefieren - preferimos- esperar, a ver...
Hemos dicho que nos alegraríamos del triunfo de los nuestros, al revés de algunos vascos y algunos catalanes, que deseaban la derrota de España.Lamentable. Allá ellos. Lo cierto es que dudábamos del triunfo de España habida cuenta el alarde de juego exhibido por Rusia frente a Holanda, a la que derrotó a base de jugar, coraje, destreza, pundonor y ganas que demostraron los rusos. Y ante ese despliegue de fuerza, no las teníamos todas con nosotros para el resultado final entre rusos y españoles.
Sin embargo, ya se ha visto, ganó España con mérito y honra.Jugando.Exponiendo.Queriendo.
Pero, señores míos, aparte esto, de lo que nos alegramos --lo reiteramos--¿no se estará cayendo en una desmesurada actitud españolista, patriotera,semejante a la que se ha conocido en tiempos no tan lejanos en que el franquismo blasonaba del nuevo resurgir patrio...?
¿No es excesivo ese canto a la grandiosidad española, a la heroicidad de los jugadores españoles, a la honra a la bandera y a los colores nacionales...?
¿No es mucho, locutor de la Cuatro, decir que toda España, desde los príncipes al último español (¡) vivían sin vivir lo que ocurre ( y estaba ocurriendo) ante el encuentro de los españoles y los rusos? ¿Que no quedaba rincón sin que estuviese pendiente del resultado del encuentro? ¿Que, incluso, los astronautas en el espacio estaban más preocupados por el encuentro Rusia -España que por atender el rumbo del cohete?
Es posible que, como yo mismo, que detesto el gran comercio negro que existe en la compra-venta de jugadores, hubiera muchos más presenciando el partido a través de la televisión y que fueran tantos que la cifra alcanzase los 16 o 17 millones, pero de ahí a creer que España vuelve a resurgir, vuelve a ser la gloria suprema de todas las glorias; la invicta y ejemplar patria de héroes y santos, como los de Fray Justo Pérez de Urbel; la ejemplar y señera España, envidia del Mundo, que tanto referían los de las rutas imperiales, ya sabe quiénes, creo que dista mucho.
Me asombré de la docilidad de la palabra de quienes nos retransmitían el encuentro de fútbol. ¿Caben, acaso, más elogios, más cantos gregorianos, más elegías, más imágenes y más efervescencias patrióticas? ¿Más hipérboles y más desmesuras de grandeza?
Pues, hijo, si hay más,dilas de una vez. Y dí también que España, con lo que ha hecho, que aplaudimos y admiramos, va a seguir siendo lo que es: un comercio abierto, donde se vende todo y de todo. O sea, que tantas virtudes y gloria tanta, pues no; hay que restringirlas un poco.
Y, mañana, la final. España --Alemania. Usted, eufórico que es, dice que "podemos y ganaremos", otros prefieren - preferimos- esperar, a ver...
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