LA HISTORIA ESPAÑOLA DE SIEMPRE

Alguien, que no recordamos quién, dijo que, para que en España hubiera una verdadera reconciliación, la derecha tendría que reconocer los crímenes habidos durante la guerra civil y después, en la posguerra....

Pero no parece que tenga fácil arreglo en nuestro país esto de las dos Españas.
Los más afines al levantamiento del 18 julio de 1936,--al menos así es creído en la calle--siguen sin reconocer, en el Congreso de los Diputados, tal levantamiento y, por ende, sin condenarle.

Ahora mismo, con el buen propósito del juez Baltasar Garzón de investigar los desaparecidos en la Guerra Civil de España y tras el final de la contienda, se están levantando voces en contra. ¿Y qué voces son? Pues sobradamente conocidas: los periódicos calificados de derecha y los políticos de igual calificación: "El Mundo," La Razón",Pedro J. Jiménez Losantos, Mayor Oreja, Mariano Rajoy e incluso miembros de la Iglesia.

Los argumentos, los de siempre: "Disparate" es para Marcelino Oreja el propósito del juez; para Rajoy, "abrir heridas del pasado no conduce a nada". Normal. No conduce a nada que dignifique a quienes amparan y silencian aquellos hechos drásticos y criminales; no conduce a nada que honre a quienes originaron, en nombre de España, tamaña barbarie dejando muertos, sin nombres y sin cruces -- como dijo el poeta Alfonso Camín--, llenando fosas comunes, cunetas, pozos y acantilados. O plazas de toros.

Las heridas, que tanto temen que se abran, si no las hubieran hecho, no tendrían el riesgo de abrirse ahora. O, si las hubieran curado en su día, como hubiera sido justo en esta España pía y religiosa, ahora no habría peligro de que se abriesen de nuevo, como eso temen los que tanto refieren sobre esa posibilidad, y que si la suponen es porque saben que fueron cerradas en falso, cubriéndolas con excesivos paños calientes y vendajes de forzado silencio...

Quien manifiesta que mientras unos han sido honrados y reconocidos--los del llamado bando nacional--, otros, --los de la República--yacen en fosas ignoradas, perdidas, sin honores ni bendiciones, como a aquellos que bendijo y bendice la Iglesia, tiene sobrada razón para pedir que la memoria de la historia sea recuperada y equiparada, para España, ante sí misma y en honor a la verdad. Si todos fueron españoles, que lucharon por una España mejor, no se comprende que, denigrados los perdedores --que además defendían la legalidad y un sistema que había abolido privilegios e injusticias--no se permita tantos años después que las ignominias sean depuradas, las sombras iluminadas y los cadáveres recuperados, para ser honrados. No se comprende que los de rezos y comunión, sean precisamente quienes se opongan a recuperar la memoria histórica. A honrar a quien, sin duda, en muchísimos casos, han de merecer tanta honra y tanta gloria como otros que tales honores llevan disfrutando durante más de 70 años y al amparo precisamente de los forzados al silencio.

O los españoles somos irreconciliables o, para que haya una verdadera reconciliación, antes tiene que haber--debe de haber-- un reconocimiento explícito de sus propias faltas por parte de aquellos que se vienen juzgando mejores españoles que los demás; deben de reconocer sus errores, que los han tenido y tienen; deben de hacer examen de conciencia --que para eso tienen a su buena madre la Iglesia que les ha de exonerar de pecados-- y deben aceptar, por la paz de que blasonan y todos --todos-- los españoles desean, que, a la hora de ser honrados tal honra alcance a unos como a otros. Sobremanera si los forzados al silencio y a la sombra, fueron, cuando menos, tan buenos como ellos.Y si no aceptan estas premisas, difícilmente podrá ni esa reconciliación ni otra cerrar de verdad las heridas que todavía siguen abiertas, precisamente por la falta de buena voluntad de los que tanto y tan buenos españoles se autoproclaman.

Lo cual, por supuesto, tendrán que demostrarlo.





1 comentario:

Manu_337 dijo...

Me parece justo y necesario que "los vencedores" de la guerra civil hagan su mea culpa por todas las atrocidades y muertes injustas e innecesarias ( como la de mi padre)que cometieron durante la contienda y de las cometidas despues de terminar la misma.