MEMORIA GRAFICA

Memoria gráfica que, por quiénes fueron los intérpretes, podría decirse trágica y no se diría ninguna anormalidad. Haber conocido aquellos tiempos posteriores a la Guerra Civil y, lo que es peor, padecer sus consecuencias de hambre, espanto y terror, impuesto por quienes blasonaban de haber traído a España "un nuevo amanecer" no otra cosa cabe decir que, al ver las ilustraciones que en Internet aparecen, que la memoria se aviva y, a la vez que es gráfica la memoria, es asimismo trágica. Quien, tras la Guerra Civil, comenzó a trabajar a los 12 años, no puede tener ningún grato recuerdo de aquello. De ninguna manera.
Es por ello --y por eso--que al ver algunas imágenes de aquellos años no podamos evadirnos de referirnos a ellas tal y como aquí lo hacemos.

Bajo Palio

Ved cómo va, adusto y serio
y de la Iglesia bendito,
el Caudillo, sordo al grito
de su pueblo, en cautiverio.
Ved de la Iglesia el imperio
otorgado en comandita
al que, con agua bendita,
va alabado y protegido,
mientras Cristo es perseguido
y muerto junto a la ermita.

No le hemos escuchado por radio, pero los que sí le escucharon, nunca dejaron de espantarse de los anatemas de Queipo de Llano lanzados desde una emisora sevillana contra los demás españoles que no fueran de su bando. Pues él también fue llevado bajo palio.También la Iglesia lo exculpó y perdonó. También le bendijo.

Arengador

Ved el terror emisor,
que desde Sevilla expande
Queipo de Llano,el más grande
en transmitir el terror.
Se mofaba del dolor
de los demás, a diario,
sentenciando, duro y vario,
con toda clase de afrentas,
a eterno sufrir calvario
o a morir, a fin de cuentas.

Que haya quien crea que la Iglesia y sus ministros son
representantes verdaderos de Dios en la tierra-- en caso de que Dios exista--,allá ellos, que no somos nosotros quién para decirles lo contrario; pero que no nos digan a nosotros lo contrario de lo que creemos del conjunto clerical que en España fue y sigue siendo.

Saludo a Franco

¿Puede la Iglesia negar
su presencia apologética,
su saludo y su fonética
al Caudillo, en su rezar...?
¿Puede la Iglesia ocultar

sus actos militaristas?
¿Puede fingir, a ojos vistas,
que sus saludos no fueron
para aquellos que vencieron
con sueños imperialistas...?

¿Puede la Iglesia negar,

como queda reflejado,
a los que ayer se ha sumado
y a los que fue a saludar,
por afecto o por medrar...?
¡Puede la Iglesia, en su fuero,
negar tales hechos, pero
por mucho que niegue, no
ocultará a quien tendió
sus altos brazos, el clero...!

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