LAS MANOS EN LA CABEZA

Usted tiene claro lo que significa "poner las manos en la cabeza", ¿verdad? Pues eso me pasa a mí cuando, como ocurrió ayer, leo que "Rouco Varela acusa al PSOE de "eliminar casi medio millón de niños" . Y sabe también que Rouco Varela es de nombre Antonio María, cardenal arzobispo de Madrid, amén de presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cual, por si todo fuera poco, es el amparador, protector y velador de don Federico --como le dicen sus admiradores, refiriéndose a Jiménez Losantos, al que otros le llaman, seguramente sin ser tan admiradores suyos, el predicador de la COPE, esto es, la emisora de la privilegiada Iglesia católica de España, quien por boca de sus ministros nos advierten que vamos de cabeza a los infiernos. Para echarse a temblar. De los anatemas roucovarelianos, por ser quien es, ni cogiéndonos confesados, ni con el perdón infinito del patrono al que sirven, podremos librarnos del padecimiento eterno de los infiernos.

Mal, pero que muy mal lo tiene que estar haciendo el Ejecutivo español ( aparte, que eso sí que está mal hecho, de financiar a la propia Iglesia con tantos millones que nadie sabe decir exactamente cuánto son) para que una eminencia como el cardenal de origen gallego diga las cosas que dice --y condena-- del actual Gobierno español.
"Es la campaña de la legislatura de los socialistas y su aplicación ha eliminado casi medio millón de niños y de personas subnormales, hijos de animales". Tras esto refiere el bien y el mal, el mal y el bien y la defensa de la mujer y la de Dios es Cristo, que no vale revolver Roma con Santiago ni andar de Herodes a Pilatos, que eso es cosa pasada y entonces no había, como ahora, eso de la Educación para la Ciudadanía, cosa que trae a mal traer a su eminentísima, que no ceja de condenarla, alegando que educar así es condenar--naturalmente--a un laicismo irrespetuoso, carente de moral (cristiana, suponemos) y de valores éticos...

Lo gordo -- disculpen la vulgaridad-- es que, con su voz ronca, equipara al Gobierno de Zapatero con las dictaduras hitleriana y soviética, ésta más laica y, por tanto, más nociva, y no refirió para nada la dictadura que España padeció cerca de cuarenta años, donde en la educación --y lo que no era la educación--la Santa Madre Iglesia hacía y deshacía, y por tanto estaba canalizada hacia un fin muy determinado y concreto tal enseñanza, de lo que nada dijo. Mejor callar la boca.


La Iglesia, madre y maestra, a pesar de ser lo que es, si no tuviera de que avergonzarse, y de qué arrepentirse -- cosa que no hace--, podría ser menos cuestionada. Ya, lo sé, ya lo sé. Cuestionada por ateos, incrédulos, pecadores y condenados, que no por los que creen en ella, que esos, por muy bien que vean, no son capaces de ver ni de reconocer que la Iglesia, como tal, está compuesta por hombres (las mujeres, para el Vaticano, sede del episcopado universal, no pintan nada, a excepción de la Virgen María) y los hombres son pecadores desde Adán y Eva; por tanto, en la Iglesia, también --aunque confiesen sus pecados entre ellos-- hay defectos para dar y tomar. Y huelga hablar de los históricos, tan conocidos; o de que modo predica uno y hace otro, mientras habla de humildad y hace gala de soberbia...
Por esas no escasas evidencias de los muchos errores y defectos, cuando no doble juego de intereses y moral que la Iglesia lleva a cuestas, mejor sería que dejase de anatematizar por voz de muchos de sus ministros al Gobierno--y a lo que no le guste,-- como viene haciendo, de cuyo Gobierno está percibiendo la dicha Iglesia tantos y tantos millones que de saberlo, sería, tras haber puesto las manos en la cabeza, para no bajarlas jamás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Federico tiene muchos seguidores